En un mundo en donde todo se compra y se vende, qué bien nos hace descubrir que las cosas más valiosas de la vida en realidad nos vienen dadas y son gratis.
Con dinero podemos comprar la Biblia, pero no podemos comprar la fe.
Con dinero se puede comprar el mundo, la voluntad de las personas, pero a un amigo no se lo puede comprar.
Con dinero podemos comprar armas y bombas, pero no se compra la paz con dinero.
Con dinero se puede comprar un crucifijo, pero no podemos comprar al Salvador. El Salvador no se vende, se ofrece, se nos da.Con dinero podemos comprar diversión, pero la felicidad no se vende.
Con dinero se puede comprar medicina, pero la salud no se compra.
Con dinero podemos comprar una casa, pero un hogar no es un montón de ladrillos, es el calor, el afecto, el cariño entre las personas que viven bajo un mismo techo.
Con dinero se pueden comprar adornos, pero la belleza es otra cosa, que no se compra ni se vende, es un don del cielo.
Con dinero podemos comprar libros, pero la sabiduría viene por otro camino.
Con dinero se puede comprar una cama, pero los sueños… los sueños nacen desde otro lugar.
Con dinero podemos comprar placer, pero el humor es mucho más que el placer y la felicidad no se compra ni con todo el oro del mundo.