Evangelio segun San Lucas 9, 22-25

miércoles, 9 de marzo de
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El Hijo del hombre, les dijo, debe sufrir mucho, ser rechazado por los ancianos, los sumos sacerdotes y los escribas, ser condenado a muerte y resucitar al tercer día".  Después dijo a todos: "El que quiera venir detrás de mí, que renuncie a sí mismo, que cargue con su cruz cada día y me siga.  Porque el que quiera salvar su vida, la perderá y el que pierda su vida por mí, la salvará. ¿De qué le servirá al hombre ganar el mundo entero, si pierde y arruina su vida?

Palabra de Dios






Monseñor Luis Alberto Fernandez  Obispo Auxiliar de la Arquidiócesis de Buenos Aires

 

 

Queridos amigos, ayer miércoles de Cenizas hemos comenzado a vivir la Cuaresma, ese tiempo fuerte, litúrgico de la vida de la Iglesia que nos actualiza junto al tiempo Pascual los misterios centrales de la religión cristiana: Pasión, Muerte y la Resurrección de Jesucristo. Es decir, nuestra Salvación, porque para eso envió el Padre a Su Hijo, para darnos vida y vida plena, para salvarnos, por la entrega generosa de Jesús, ofreciendo su vida en la Cruz y resucitando al tercer día. Es esta verdad la que en el Evangelio de hoy, Jesús confía a los discípulos. Los discípulos empezaban a observar en el seguimiento de Jesús que mientras iba predicando las bienaventuranzas, haciendo el bien a muchos y ayudando a los pobres, sin embargo, al mismo tiempo algunos lo rechazaban, lo creían un embustero un usurpador del nombre de Dios, por eso les dijo que el Hijo del hombre debe sufrir mucho, ser rechazado por los ancianos, los sumos sacerdotes, los escribas, ser condenado a muerte y resucitar al tercer día.

 

El discípulo se va haciendo uno con Su Maestro y Señor, es a lo que nos llama Jesús a identificarnos con Él, a tener su propia vida, por eso nos pone en guardia y nos va formando hoy con esos principios que no son teorías, sino con la misma vida de Jesucristo. Cuando el nos dice, el que quiera venir detrás de mi que renuncie así mismo, cargue con su cruz día tras día, y me siga, sabemos por el Evangelio como el siguió la Voluntad del Padre, como su vida era un permanente servicio a los hermanos y como fue decididamente hacia Jerusalén a dar la vida hasta la muerte y muerte de cruz. Nos invita a cargar la cruz de cada día, porque Él primero la cargó sobre sus hombros y la asumió por amor a todos nosotros.

 

Amigos, con la Cuaresma, hemos empezado a recorrer, acompañamos a Jesús una vez más, el camino hacia la paz, hacia la vida plena, la que da sentido definitivo a nuestra existencia. La gente pobre, humilde y sencilla lo vive cada día, es el pueblo peregrino que camina en esta historia de país, de Latinoamérica, de Historia de Salvación, es la fe de nuestro pueblo que no quiere salvar vidas dejando de lado o humillando a los hermanos, que sabe que el mundo no se gana con exitismo o vida fácil, sino del sacrificio con el que tantos se levantan de madrugada y mientras sus hijos duermen salen temprano viajando a veces como ganado, a ganarse el pan con sudor y honestidad, dándole a los niños y a los ancianos lo mejor de sus vidas. Saben que la vida no se salva en la competencia despiadada, que suele dejar de lado a muchos como sobrantes de la sociedad, que dicen estar orgulloso de formar.

 

Amigos, como dice Jesús hoy, de qué le servirá al hombre ganar el mundo entero si pierde y arruina su vida.

 

Oleada Joven