Evangelio según San Lucas 2,41-51

jueves, 11 de junio de
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Los padres de Jesús iban todos los años a Jerusalén en la fiesta de la Pascua. 

Cuando el niño cumplió doce años, subieron como de costumbre, y acabada la fiesta, María y José regresaron, pero Jesús permaneció en Jerusalén sin que ellos se dieran cuenta. 

Creyendo que estaba en la caravana, caminaron todo un día y después comenzaron a buscarlo entre los parientes y conocidos. Como no lo encontraron, volvieron a Jerusalén en busca de él. 

Al tercer día, lo hallaron en el Templo en medio de los doctores de la Ley, escuchándolos y haciéndoles preguntas. Y todos los que lo oían estaban asombrados de su inteligencia y sus respuestas. 

Al verlo, sus padres quedaron maravillados y su madre le dijo: “Hijo mío, ¿por qué nos has hecho esto? Piensa que tu padre y yo te buscábamos angustiados”. Jesús les respondió: “¿Por qué me buscaban? ¿No sabían que yo debo ocuparme de los asuntos de mi Padre?”. 

Ellos no entendieron lo que les decía. El regresó con sus padres a Nazaret y vivía sujeto a ellos. Su madre conservaba estas cosas en su corazón. 

 

 

Palabra de Dios

 

 

 


P. Juan Martinez Sacerdote de la Arquidiócesis de Córdoba



Buen día Amigos de la Radio al momento de encuentro con Jesús en la Palabra.


Hoy celebramos el Inmaculado Corazón de María y el pasaje de san Lucas que acabamos de escuchar nos acerca a un momento de desconcierto en la vida de María y José. Jesús comienza a expresar en su sabiduría y causa asombro entre quienes lo escuchan en templo, pero esto desafía a María y José a estar atentos al misterio de su Hijo que ha venido a desplegar entre nosotros la voluntad del Padre, que siempre nos sorprende en el camino.


Con esto bien podemos como María dejarnos asombrar por Jesús que sigue obrando en la historia, en la Iglesia en nuestra propia vida. Si tomamos un momento podemos preguntarnos: ¿qué desafía Jesús en mi vida hoy? ¿qué esquemas rompe?


Y luego aprender a “conservar” como María en el corazón lo que Jesús nos va animando a descubrir y aceptar. La palabra conservar tiene un significado valioso es guardar cuidando que no se deteriore. ¡Qué bueno esto! Es genial cómo las madres saben conservar cosas de nosotros los hijos sin estropear y en la fe podemos hacer otro tanto y hoy se lo pedimos a María. Al celebrarla en el Inmaculado Corazón, queremos custodiar ese recinto sagrado que Dios nos ha dado, como sede el verdadero amor y donde mejor podemos conservar lo que Jesús nos regala en el camino creyente.


Que el Señor te bendiga y María nos enseñe a conservarlo en el corazón.

 

Fuente: Radio María Argentina

 

Radio Maria Argentina