Evangelio según San Mateo 6,19-23

jueves, 18 de junio de
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Jesús dijo a sus discípulos: No acumulen tesoros en la tierra, donde la polilla y la herrumbre los consumen, y los ladrones perforan las paredes y los roban. Acumulen, en cambio, tesoros en el cielo, donde no hay polilla ni herrumbre que los consuma, ni ladrones que perforen y roben.

 

Allí donde esté tu tesoro, estará también tu corazón. La lámpara del cuerpo es el ojo. Si el ojo está sano, todo el cuerpo estará iluminado. Pero si el ojo está enfermo, todo el cuerpo estará en tinieblas. Si la luz que hay en ti se oscurece, ¡cuánta oscuridad habrá!

 

Palabra de Dios




 


 

P. Matías Jurado Sacerdote de la Arquidiócesis de Buenos Aires

 

 

Una vez, visitando pacientes en un hospital, me encontré con una señora que cuidaba a su marido -un hombre de unos 50 años, que estaba acostado, inconsciente en una cama-.


– ¿Qué enfermedad tiene? -le pregunté-.

– No, no tiene ninguna enfermedad -me contestó-. Mi marido era dueño de una joyería y hace unos dos meses le robaron todo. Simplemente se está dejando morir.

 

Cuántas veces, incluso sin darnos cuenta, vamos poniendo nuestras seguridades, nuestro corazón, en las cosas materiales, ¿no? Conseguir un buen trabajo, mejorar el auto, hacer más cómoda la casa, vestirnos mejor, conseguir el último celular… Todas cosas buenas. Pero que no merecen que les dediquemos más tiempo del que les corresponde. Y, ciertamente, no merecen nuestro corazón. Y sin embargo, ¿cuánto tiempo de nuestros pensamientos se llevan? ¿Cuánto de nuestro tiempo lo invertimos en esas cosas, en lugar de invertirlo en las que realmente valen la pena?


“No acumulen tesoros en la tierra”, nos dice hoy Jesús. Y es que al cielo no nos llevamos nada. Nada más que las virtudes. Nada más que la satisfacción de haber vivido esta vida en plenitud, en santidad. Nada más que el amor que sembramos y que nos animamos a recibir.


Pero lo más triste no es que solo estemos dejando de acumular tesoros para el cielo. Sino que… ¡ni siquiera estamos viviendo a fondo nuestra vida en esta tierra!

 

Me acuerdo también del caso de un señor que había dedicado su vida al trabajo, descuidando terriblemente a su familia. Un día el hombre se quedó sin trabajo y se dijo:


– Tengo suficiente para vivir cómodo el resto de mi vida. Voy a dedicarme a mis hijos.


Pero cuando les contó esto, el menor le respondió:


– Papá, no estuviste con nosotros durante estos últimos 20 años. Ya estamos acostumbrados a no tenerte con nosotros. Muchas gracias, pero ahora no te necesitamos.

 

Para valorar las cosas como corresponde tenemos que purificar nuestra mirada. Si no vemos que en este mundo todo pasa, todo es vanidad, todo es aire… ¿cómo vamos a valorar las cosas definitivas, las cosas que son tesoro d el cielo?


Donde está tu pensamiento, ahí está tu corazón. Donde está tu corazón, ese es tu tesoro.


¿Qué se lleva la mayor parte de tus pensamientos, a lo largo del día?



Fuente: Radio Maria Argentina

 

 

Radio Maria Argentina