Dijo Jesús a sus discípulos:Nadie puede servir a dos señores, porque aborrecerá a uno y amará al otro, o bien, se interesará por el primero y menospreciará al segundo. No se puede servir a Dios y al Dinero.
Por eso les digo: No se inquieten por su vida, pensando qué van a comer, ni por su cuerpo, pensando con qué se van a vestir. ¿No vale acaso más la vida que la comida y el cuerpo más que el vestido?Miren los pájaros del cielo: ellos no siembran ni cosechan, ni acumulan en graneros, y sin embargo, el Padre que está en el cielo los alimenta. ¿No valen ustedes acaso más que ellos?¿Quién de ustedes, por mucho que se inquiete, puede añadir un solo instante al tiempo de su vida?
¿Y por qué se inquietan por el vestido? Miren los lirios del campo, cómo van creciendo sin fatigarse ni tejer.Yo les aseguro que ni Salomón, en el esplendor de su gloria, se vistió como uno de ellos.Si Dios viste así la hierba de los campos, que hoy existe y mañana será echada al fuego, ¡cuánto más hará por ustedes, hombres de poca fe!
No se inquieten entonces, diciendo: ‘¿Qué comeremos, qué beberemos, o con qué nos vestiremos?’.Son los paganos los que van detrás de estas cosas. El Padre que está en el cielo sabe bien que ustedes las necesitan.Busquen primero el Reino y su justicia, y todo lo demás se les dará por añadidura.No se inquieten por el día de mañana; el mañana se inquietará por sí mismo. A cada día le basta su aflicción.
Palabra de Dios
P. Juan Martinez Sacerdote de la Arquidiócesis de Córdoba
Buen día Amigos de Oleada Joven al encuentro con Jesús en su Palabra en la mañana del sábado. En el evangelio de hoy se nos presenta otro rasgo del estilo de vida de los discípulos de Jesús: la confianza en Dios, en oposición a la excesiva preocupación por el dinero. Jesús ni demoniza el dinero ni afirma que éste o los bienes materiales no sean necesarios para vivir, sino que los coloca en el lugar que deben ocupar en la vida del ser humano. Desde un refrán de la época: «no se puede servir a dos amos». Es imposible encontrarse bien y a gusto con los dos.
Los discípulos no pueden tener una fidelidad dividida. Las posesiones materiales son un dios falso que exige una lealtad exclusiva que piden ocupar el primer lugar. La vida vale más que el alimento, el cuerpo más que el vestido. Lo espiritual vale más que lo material y el ser más que el aparecer.
Jesús les enseña a los suyos la actitud de confianza en Dios, con la comparación de los pájaros y de las flores. Hay que trabajar para vivir, pero no vivir para acumular y acumular. Los pájaros se esfuerzan por comer, pero no se dedican a acumular. Comen cada día y eso les basta. Su mañana, como el nuestro, depende de Dios, por eso de nada vale agobiarse por el futuro con las preocupaciones de la comida, la bebida o el vestido, si “nadie puede añadir ni siquiera una hora a su vida”. Lo que él quiere, es que no vivan agobiados sino que sepan mirar las cosas en su justa jerarquía. El Reino de Dios y su justicia es lo principal, y «todo lo demás se dará por añadidura».
Estamos llamados a construir una nueva sociedad y si nos esforzamos en buscar ante todo el “Reino de Dios”, la comida y el vestido se nos dará por añadidura. Es una invitación a relativizar el valor absoluto de los bienes terrenos en comparación con el valor supremo de Dios y su reinado lo que nos llevará solidarizarnos con los más necesitados desde una actitud de generosidad.
Jesús, que ha quitado a los discípulos la preocupación por el objetivo inmediato de la subsistencia, les recuerda el objetivo primero es el trabajo por la extensión del reino de Dios, que se verifica en la nueva relación humana que crea nuevas condiciones vida. Quien se ponga al servicio de la causa del dinero no debe extrañarse de que en la tierra se multipliquen los seres humanos sin alimento y sin vestido.
Fuente: Radio Maria Argentina
El que pone su vida al servicio del reino verá tarde o temprano, el fruto de la justicia, solidaridad y amor por las que ha trabajado. El alimento y el vestido no faltarán nunca en una sociedad regida por estos valores. Cuando la comunidad trabaja así, no tiene que preocuparse por su vida material; ya que de ésta se ha ocupado el Padre desde la creación.
Este pasaje que acabamos de escuchar nos llega en una semana intensa con la encíclica del Papa Francisco, que lleva por título el canto del Santo de Asís a quien también inspiró este pasaje que acabamos de escuchar. Hay algo que Dios nos está queriendo regalar en su Palabra y en este momento eclesial ojala nuestro corazón sea sólo de Él y habremos empezado a recorrer el camino de los discípulos de Jesús.
Dios te bendiga y buen sábado.