Al entrar en Cafarnaún, se le acercó un centurión, rogándole”:”Señor, mi sirviente está en casa enfermo de parálisis y sufre terriblemente”. Jesús le dijo: “Yo mismo iré a curarlo”.
Pero el centurión respondió: “Señor, no soy digno de que entres en mi casa; basta que digas una palabra y mi sirviente se sanará. Porque cuando yo, que no soy más que un oficial subalterno, digo a uno de los soldados que están a mis órdenes: ‘Ve’, él va, y a otro: ‘Ven’, él viene; y cuando digo a mi sirviente: ‘Tienes que hacer esto’, él lo hace”.
Al oírlo, Jesús quedó admirado y dijo a los que lo seguían: “Les aseguro que no he encontrado a nadie en Israel que tenga tanta fe. Por eso les digo que muchos vendrán de Oriente y de Occidente, y se sentarán a la mesa con Abraham, Isaac y Jacob, en el Reino de los Cielos”. en cambio, los herederos del Reino serán arrojados afuera, a las tinieblas, donde habrá llantos y rechinar de dientes”. Y Jesús dijo al centurión: “Ve, y que suceda como has creído”. Y el sirviente se curó en ese mismo momento. Cuando Jesús llegó a la casa de Pedro, encontró a la suegra de este en cama con fiebre.
Le tocó la mano y se le pasó la fiebre. Ella se levantó y se puso a servirlo. Al atardecer, le llevaron muchos endemoniados, y él, con su palabra, expulsó a los espíritus y curó a todos los que estaban enfermos, para que se cumpliera lo que había sido anunciado por el profeta Isaías: El tomó nuestras debilidades y cargó sobre sí nuestras enfermedades.
Palabra de Dios
P. Juan Martinez sacerdote de la Arquidiócesis de Córdoba
Buen Amigos de Oleada Joven al encuentro con Jesús. Hoy el pasaje de san Mateo nos regala un par de encuentros del Señor con personas a quienes alivia. El primero el del sirviente del centurión, ante el pedido de su amo, Jesús le concede lo que pide y lo más significativo es va a valorar la actitud de fe de este hombre. Tan importante este gesto que la fe la Iglesia nos lo ha dejado como expresión de toda la asamblea cada vez que celebramos la Misa antes de la comunión. Una buena ocasión esta para pensar qué calidad de encuentros con Jesús tenemos? Le presentamos las necesidades de aquellos con quienes compartimos la vida y la fe?
Si miramos el segundo gesto de Jesús hoy es con la suegra de Pedro. Llamativo el accionar de Jesús que con su gesto es capaz de reincorporar a la mujer y esta una vez de pie se pone a servirlos. Si antes es con ocasión del pedido del centurión que Jesús cura a su servidor en este otro podríamos ubicarnos en el lugar de la suegra de Pedro. Por medio de otros Jesús llega hasta nosotros y nos reincorpora, nos pone de pie, nos devuelve la salud. Y no queda entonces preguntarnos: recuerdo momentos donde la presencia cercana de Jesús me ha dado vida? Cuáles? Y al ponerme de pie: me dispongo al servicio?.
Con una jornada intensa según este breve relato tenemos una buena experiencia de Jesús que al caer la tarde, sigue atendiendo a cuantos padecían todo tipo de males. Si ponemos la mirada en Él, siempre algo debemos reanimar. A veces trabajamos a reglamento, tenemos peros, en definitiva mezquindades. Sería bueno que hagamos nuestro el estilo de Jesús con lo que termina el evangelio de hoy: “El tomó nuestras debilidades y cargó sobre sí nuestras enfermedades” y a cuántos podríamos en el camino aliviar acercando el rostro de Jesús.
Desde la Basílica de Luján, en donde estamos peregrinando como Parroquia te confío a María testigo de las dolencias y esperanzas de tantos peregrinos a este Santuario.
El Señor te bendiga y que tengas un buen sábado.
Fuente: Radio Maria Argentina