¿Por qué criticamos?

jueves, 25 de junio de

La crítica afecta a todas las personas en cada una de sus áreas. La crítica destruye y perjudica a las personas. Tiene como trasfondo a la bronca y al enojo. La ira actúa como efecto bumeráng y vuelve hacia quien lo hace, destruye a quien busca destruir. Muchas enfermedades psicosomáticas son producto de grandes episodios de enojo que no han salido sanamente, no hemos podido ponerle objeto y palabras. Sacarlo es curar la herida que nos han dejado las situaciones dolorosas de la vida. Debe sacar mi bronca pero no generando más dolor hiriendo a otros, sino conversando con quien corresponda… Como cristiano en primer lugar tenemos que tratar de hablar con Jesús en la oración, y si tenemos con quien conversar que nos pueda acompañar también.

A las palabras se las lleva al viento pero no se vuelve atrás, como cuando se rompe un almohadón al viento… es imposible recuperar todas las plumas. Lo mismo pasa con nuestras palabras tantas veces filosas, agudas y malintencionadas.

¿Cómo hacer para neutralizar? Generando espacios para el diálogo, tomar sanas distancias cuando comienza a surgir la crítica, no minimizando lo que se dice… Ayuda a quien está criticando a que piense en ella misma: “¿por qué querés sacarle la paja al ojo de tu hermano cuando tenés una viga en el tuyo?”.

Algunas causas: frustraciones personales relacionadas con el mal humor y la crítica aflora. Cuando la persona se siente frustrada, sobretodo en ámbitos emocionales, necesita volcar hacia afuera agrediendo y entonces la crítica con espíritu de negatividad que mira lo que falta va ganando el corazón. En la mayoría de las veces se hace inconscientemente. Cuando esto ocurre hace falta

Un adulto que ha sido criticado y juzgado con dureza de niño, lo más probable es que sea así de adulto. De ahí la importancia de cómo educamos a los niños. Suele aparecer el dedo acusador, criticón y desacreditador cuando lo que se pone como exigencia en la vara educativa no está en la medida del educando sino del deber ser. Suele pasar a quienes son idealistas que por momentos son desconsiderados con quienes van haciendo camino. Muchas veces detrás de un gran ideal no contemplamos las posibilidades reales, en donde a lo grande sólo se llega paso a paso. Pasa en las organizaciones con grandes ideales, o en las que trabajan con el espíritu.

Las críticas nos roban la autoestima y esto arrastra la vida sobre un lugar de poco gozo y alegría donde no disfrutamos lo que vivimos y se nos amarga el corazón por lo que falta.

Hay casos en que los papás traspasan o delegan al niño alguna meta que soñaron y no alcanzaron. Como los que gritan en las canchas de fútbol creyendo que sus hijos son super estrellas. Hay padres o maestros que aplican exigencias desproporcionadas en relación a la edad. Y los niños también se frustran llenándose de tristeza.

La crítica lo que hace es frenar los procesos de madurez en las personas y en los grupos. Si neutralizamos su acción insana en medio nuestro lo que hacemos es mirar y construir un futuro esperanzado.

Si yo critico y si dejo rodar rumores sobre determinadas personas, eso me da un cierto poder… suele ser el ansia del poder lo que alimenta la crítica insana, como si el valor de uno dependiera de cuánto me impongo sobre los demás, y para ello, limpio el terreno dominando. En algunos casos las personas hacen de la crítica la manera de “ganarse” un lugar remarcando los supuestos errores o defectos, sobretodo de los superiores.

Hay compulsión en el hablar, como si fuera un deporte. Mientras tanto quedan personas dañadas. La palabra tiene fuerza, poder e implicancias. La palabra tiene fuerza creadora y destructiva.

 

 

P. Javier Soteras

 

Oleada Joven