Padre enseñame a ver la viga que tapa mis ojos, esa que no me deja reconocer mis propias miserias y errores.
Quítame la viga que me convierte en juez de mis hermanos, esa me que hace criticarlos, condenarlos desde mi soberbia. Esa que me hace solo hablar mal de ellos.
Quítame la viga de los ojos esa que transforma mi lengua en instrumento de guerra, destruyendo y perjudicando a mis hermanos.
Quítame la viga que no deja salir de mi el don del perdón y la misericordia.
Quítame Señor la viga de mi ojo para que deje de ver la paja en el ojo del hermano; y dame la gracia de verlos, mirarlos con la misma misericordia con que vos me mirás y perdonás.
Amén
De nuestra redacción
Corina Acevedo