Les aseguro que si la justicia de ustedes no es superior a la de los escribas y fariseos, no entrarán en el Reino de los Cielos. Ustedes han oído que se dijo a los antepasados: No matarás, y el que mata, debe ser llevado ante el tribunal. Pero yo les digo que todo aquel que se irrita contra su hermano, merece ser condenado por un tribunal. Y todo aquel que lo insulta, merece ser castigado por el Sanedrín. Y el que lo maldice, merece la Gehena de fuego. Por lo tanto, si al presentar tu ofrenda en el altar, te acuerdas de que tu hermano tiene alguna queja contra ti, deja tu ofrenda ante el altar, ve a reconciliarte con tu hermano, y sólo entonces vuelve a presentar tu ofrenda. Trata de llegar en seguida a un acuerdo con tu adversario, mientras vas caminando con él, no sea que el adversario te entregue al juez, y el juez al guardia, y te pongan preso. Te aseguro que no saldrás de allí hasta que hayas pagado el último centavo.
Palabra de Dios
Monseñor Baldomero Carlo Martini Obispo de la Diócesis de San Justo
Querido joven que tienes el corazon abierto al amigo que te busca, sabes? es el amigo con mayuscula Jesus, para estrecharte junto a tu corazón que tanto amó. En este viernes que nos recuerda su entrega, su jugarse hasta la muerte… Él vivió con sentido, y es el sentido de tu vida y de la mía. El vivió con sentido hasta la muerte.
En su evangelio hoy te llama y nos llama a todos a superarnos, a ir más alla. Apunta a nuestro interior para hacernos misioneros de la vida. El "no matarás", ni si quiera con el pensamiento. A veces matamos con el pensamiento, cuando decimos "este para mí ya no existe mas". Los demas son siempre un don para nosotros. Es importante que antes de presentar tu ofrenda, nos dice Jesús en el evangelio, como una exigencia del amor "ve a reconciliarte con tu hermano y sólo entonces vuelve a presentar tu ofrenda". Tenemos que hacer de nuestras vidas una ofrenda de amor, especialmente en la misa de cada domingo.
Los tiempos que vivimos espean ser vividos con este ánimo, un ánimo de reconciliacion. Si querems hacer de la Argentina una patria de hermanos que no triunfe Caín sino Abel, que no nos gane la cultura o la incultura de la muerte sino de la vida, que los jóvenes nos ayuden a que triunfe el amor sobre el egoísmo, sobre el odio y sobre la venganza, que aceptemos convencidos esta gran verdad que tiene que llenar el corazon de alegría: que Cristo es nuestra paz y que derriba todos los muros que nos separan.
Por eso con San Francisco de Asis, el santo jóven, Señor haz de nosotros instrumentos de tu paz y que María, reina de la Paz, te ayude y me ayude a ser hombres de Paz. Y ya que mañana vamos a celebrar a San José, que él cuide de tu adolescencia y también de tu juventud.