Ya estamos transcurriendo la Cuaresma, estos 40 días de preparación para la Pascua. Muchas veces asociamos este tiempo con renuncias, con pesares, con caras tristes y muchos "no". Sin embargo la Cuaresma es el tiempo de los "SÍ".
SÍ a la esperanza, de que mi vida puede ser diferente si me dejo trabajar por Dios.
SÍ al salir de la pereza y el aburrimiento, y ponerse a trabajar por un mundo mejor.
SÍ a la oración, al encuentro cercano y personal con Dios que prueba las miles de formas para llevarnos a ese lugar de encuentro con su amor. Te ama y quiere que lo ames asi como sos. (Al respecto: "Amame tal como eres" de Charles de Foucauld).
SÍ a la conversión. "Convertir" viene de transformar… crecer es parte de la vida e implica una conversión.
SÍ al perdón. A perdonar a los demás, pero por sobretodas las cosas animarme a ver cuanto Dios me perdona y desde ahí perdonarme a mí mismo.
SÍ a la ofrenda de la vida, sabiendo que sólo entregando la vida la ganamos y la vivimos con pasión.
SÍ a conocer el valor de tu vida, que mereció la entrega del mismo hijo de Dios en la cruz por vos. "Me amó y se entregó por mi" Gal 2, 20.
SÍ al entusiamo, a prepararnos con alegría para vivir en plenitud la Semana Santa.
SÍ al dejarnos sorprender. Mirar alrededor y descubrir cuánta belleza en la creación, en las personas. Dios nos habla en todas las cosas.
SÍ a las búsquedas. Cualquiera que sean, este es un buen tiempo por dejarte interpelar por ellas.
SÍ al amor. Amar y amar mucho, en eso consiste la vida en dejarnos amar y aprender a amar. La Semana Santa es la semana del amor… amor incomprensible e inabarcable de Dios por la humanidad toda y por cada uno de nosotros.
Y tantos SÍ más. La Cuaresma es tiempo de "SÍ". ¡Animate a dar el gran SÍ"