Que sea Tu voluntad y no la mía

domingo, 11 de octubre de
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“Soy tan débil y frágil. Cuánto cuesta a veces decir de corazón «lo que Vos quieras, como Vos quieras, cuando Vos quieras».

Busco reconocer que estás a mi lado, Señor.
Tus designios son desconocidos, la noche se hace larga y se hace difícil confiar y abandonarse totalmente en Vos.

Pero un suave susurro me recuerda lo que tantas veces confirmé: lo que hacés siempre es para bien. Aunque la fe sea del tamaño de un granito de mostaza, sos un Papá bueno y hacés siempre nuevas todas las cosas.

A pesar de que haya dudas, tristeza o cansancio, en lo profundo del corazón sé que estás. Y cada detalle y persona, junto con Tu palabra, son caricias que llegan a mí.

Abrazá mi alma que necesita descansar en Tu amor y encontrar fuerza y paz en Vos.

Ayudame a dejar en Tus manos todo aquello que me preocupa.

Haciendo mías las palabras de los discípulos de Emaús -al pedirte que te quedes-, quiero aceptar Tu voluntad, reconocerte y poner mi esperanza en Vos, y que sea lo que Vos quieras, como Vos quieras, cuando Vos quieras.”

 

Cecilia Fernández

11/10/2015