“Soy tan débil y frágil. Cuánto cuesta a veces decir de corazón «lo que Vos quieras, como Vos quieras, cuando Vos quieras».
Busco reconocer que estás a mi lado, Señor. Tus designios son desconocidos, la noche se hace larga y se hace difícil confiar y abandonarse totalmente en Vos.
Pero un suave susurro me recuerda lo que tantas veces confirmé: lo que hacés siempre es para bien. Aunque la fe sea del tamaño de un granito de mostaza, sos un Papá bueno y hacés siempre nuevas todas las cosas.
A pesar de que haya dudas, tristeza o cansancio, en lo profundo del corazón sé que estás. Y cada detalle y persona, junto con Tu palabra, son caricias que llegan a mí.
Abrazá mi alma que necesita descansar en Tu amor y encontrar fuerza y paz en Vos.
Ayudame a dejar en Tus manos todo aquello que me preocupa.
Haciendo mías las palabras de los discípulos de Emaús -al pedirte que te quedes-, quiero aceptar Tu voluntad, reconocerte y poner mi esperanza en Vos, y que sea lo que Vos quieras, como Vos quieras, cuando Vos quieras.”
Cecilia Fernández
11/10/2015