Pero ¡ay de ustedes, fariseos, que pagan el impuesto de la menta, de la ruda y de todas las legumbres, y descuidan la justicia y el amor de Dios! Hay que practicar esto, sin descuidar aquello. ¡Ay de ustedes, fariseos, porque les gusta ocupar el primer asiento en las sinagogas y ser saludados en las plazas! ¡Ay de ustedes, porque son como esos sepulcros que no se ven y sobre los cuales se camina sin saber!”.
Un doctor de la Ley tomó entonces la palabra y dijo: “Maestro, cuando hablas así, nos insultas también a nosotros”.El le respondió: “¡Ay de ustedes también, porque imponen a los demás cargas insoportables, pero ustedes no las tocan ni siquiera con un dedo!
Palabra de Dios
Reflexión: P. Mariano Cortes, Asesor Pastoral Juvenil de la Diócesis de 9 de Julio
Lo vemos a Jesús que les habla a los fariseos y que, con mucha claridad pero también con mucha dureza, les señala sus incoherencias. Les habla que cumplen escrupulosamente las leyes pero descuidan la justicia y el amor, les habla que hacen cosas para aparentar, para ser vistos, ser reconocidos por los demas. Les habla que imponen a los demás un montón de cargas que ellos no son capaces de cumplir, que no son capaces de vivir.
Este texto nos puede hacer pensar también a nosotros sobre nuestros propios defectos, nuestras propias incoherencias. Estas cosas que Jesús señala de los fariseos, de los doctores de la ley ¿No estan presentes también en nuestras actitudes? ¿No estan presentes también en nuestra forma de actuar, de obrar, de vivir? Lo que los fariseos viven ¿No es lo que también nosotros vivimos, lo que nosotros hacemos? Por eso te propongo que le digas al Señor :
“Señor perdoná mis incoherencias, Señor ayudame a ver siempre cuáles son mis errores. Señor ayudame a servirte de corazón, a buscar siempre tu voluntad, a hacer lo que tu Padre quieres en vez de aparentar o ser reconocido.”
Te dejo en la presencia de la Palabra de Dios para que tu luz y tu alimento y te dejo con mi bendición en el nombre de Padre, del Hijo y de Espíritu Santo, amén.