Se necesitan locos…
Señor, danos locos, de los que se comprometen a fondo, de los aman con algo más que palabras. Señor, danos locos, de los que se olvidan de sí mismos, de los que entregan su vida hasta el fin.
Señor, danos locos dispuestos a dar el salto hacia la inseguridad, hacia la incertidumbre sorprendente de la pobreza.
Señor, danos locos, de los que aceptan diluirse en la masa, de los que no utilizan la superioridad en su provecho. Señor, danos locos enamorados de una forma de vida sencilla, liberadores eficientes, amantes de la paz.
Señor, danos locos dispuestos a aceptar cualquier tarea, a acudir donde sea con ternura.
¡Hacenos locos por tu Reino, Señor!
Padre Lebret