Evangelio según San Lucas 14,25-33

lunes, 2 de noviembre de
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Junto con Jesús iba un gran gentío, y él, dándose vuelta, les dijo:“Cualquiera que venga a mí y no me ame más que a su padre y a su madre, a su mujer y a sus hijos, a sus hermanos y hermanas, y hasta a su propia vida, no puede ser mi discípulo. El que no carga con su cruz y me sigue, no puede ser mi discípulo.

 

¿Quién de ustedes, si quiere edificar una torre, no se sienta primero a calcular los gastos, para ver si tiene con qué terminarla?No sea que una vez puestos los cimientos, no pueda acabar y todos los que lo vean se rían de él, diciendo:’Este comenzó a edificar y no pudo terminar’.

 

¿Y qué rey, cuando sale en campaña contra otro, no se sienta antes a considerar si con diez mil hombres puede enfrentar al que viene contra él con veinte mil?Por el contrario, mientras el otro rey está todavía lejos, envía una embajada para negociar la paz.

 

De la misma manera, cualquiera de ustedes que no renuncie a todo lo que posee, no puede ser mi discípulo.

 

 

Palabra de Dios

 

 

 

 


Monseñor Santiago Olivera  Obispo de la Diócesis de Cruz del Eje

 

 

 

En este miércoles que tenemos la posibilidad de reflexionar el evangelio de Lucas 14 versículo 25 al 33, cuando el Señor invita al amor a El, con toda nuestra fuerza más que al Amor de las propias familias o de la propia realidad.

  

En el Evangelio Jesús es claro;  siempre es claro y no anda con vueltas, nos cuenta de las exigencia que supone seguirlo. Hay que estar dispuesto a hacer realidad, lo que los Israelita decían y conocían muy bien, “Amaras al Señor tu Dios con toda tu fuerza con todo tu corazón, con toda tu alma”  Desde Jesús sabemos que el Amor a Dios, sobre todo, supone estar dispuesto a amar a Jesús, a El que es el Dios con nosotros, más que nuestra propia familia, más que nuestra propia vida.

  

Nos podríamos preguntar todos, si la desiciones en nuestra vida, van por este camino; si queremos seguir a Jesús en nuestro corazón iluminados por la fe. Tenemos que descubrir si estamos verdaderamente dispuestos, a no intemporner nada ante el seguimiento de Jesús. Para Jesús es claro: ser discípulo es estar dispuesto a renunciar a todo lo que se posee.

 

Yo siempre digo, entender realmente, que poseyendo al Señor, no necesitamos más nada. Lo que Teresa de Jesús decía en esa profunda oración, “Solo Dios Basta”.  En definitiva la vida gozosa que el Señor nos promete, parte de esa renuncia, porque todo se puede ganar, cuando uno esta dispuesto dejar el todo con minúscula, dejarlo todo con prontitud porque es el unico Señor es lo que le da sentido a nuestra vida. En definitiva Jesús nos invita a ser libres. Cuando nos apegamos a las cosas, a los bienes, a los propios criterio, a la propia realidad, es que no somos libres. Jesús nos invita a ser libres.

 

 

Fuente: Radio Maria Argentina

 

Radio Maria Argentina