Evangelio según San Lucas 16,1-8

lunes, 2 de noviembre de
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Jesús decía a sus discípulos: “Había un hombre rico que tenía un administrador, al cual acusaron de malgastar sus bienes. Lo llamó y le dijo: ‘¿Qué es lo que me han contado de ti? Dame cuenta de tu administración, porque ya no ocuparás más ese puesto’.

El administrador pensó entonces: ‘¿Qué voy a hacer ahora que mi señor me quita el cargo? ¿Cavar? No tengo fuerzas. ¿Pedir limosna? Me da vergüenza. ¡Ya sé lo que voy a hacer para que, al dejar el puesto, haya quienes me reciban en su casa!’.

Llamó uno por uno a los deudores de su señor y preguntó al primero: ‘¿Cuánto debes a mi señor?’. ‘Veinte barriles de aceite’, le respondió. El administrador le dijo: ‘Toma tu recibo, siéntate en seguida, y anota diez’.

Después preguntó a otro: ‘Y tú, ¿cuánto debes?’. ‘Cuatrocientos quintales de trigo’, le respondió. El administrador le dijo: ‘Toma tu recibo y anota trescientos’. Y el señor alabó a este administrador deshonesto, por haber obrado tan hábilmente. Porque los hijos de este mundo son más astutos en su trato con los demás que los hijos de la luz.”

 

 

Palabra de Dios

 

 

 

 

 


 

P. Matías Jurado sacerdote de la Arquidiócesis de Buenos Aires

 

 

 

En el Evangelio de hoy Jesús no destaca la honestidad o la deshonestidad de este administrador. Pero sí señala su astucia, su habilidad: sabe utilizar de forma inteligente los medios para conseguir sus objetivos. En especial, en este caso, para hacerse amigos que lo reciban cuando se quede sin trabajo.


La invitación que Jesús nos hace es a no dormirnos. “Sean astutos como serpientes, y mansos como palomas” -nos enseña en otro pasaje-.


Es notable que, más de una vez, somos confiados y hasta abandónicos en los aspectos más importantes de nuestras vidas: ¿quién no estudia y pide experiencia cuando quiere trabajar como médico, como abogado o como ingeniero? Y, sin embargo: ¿cuántos de nosotros somos igual de inteligentes para formarnos o pedir ayuda al momento de encarar nuestra vida como esposos, como padres o como cristianos? En esos ámbitos parece que la intuición, la improvisación o la mínima experiencia que recibimos de nuestras familias pudiera alcanzarnos. La vida de pareja, la tarea de ser padres o la vida espiritual son algo mucho más importante que una profesión. Y, sin embargo, solemos ser mucho más astutos y formados en lo profesional que en estas dimensiones.


– Para quedarnos pensando: ¿En qué dimensiones importantes de mi vida me encuentro improvisando? ¿Cómo podría encarar más en serio mi vida espiritual?

 

 

Fuente: Radio Maria Argentina

 

 

Radio Maria Argentina