Evangelio segun San Lucas 6, 36-38

domingo, 20 de marzo de
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 En aquel tiempo dijo Jesús a sus discípulos: 
«Sean misericordiosos como su Padre es misericordioso. No juzguen, y Dios no los juzgará; no condenen, y Dios no los condenará; perdonen, y Dios los perdonará. Den, y Dios les dará: les darán una buena medida, repleta, apretada, desbordante. Porque con la medida con que midan, Dios los medirá a ustedes».

 

Palabra de Dios


 

Monseñor Carlos Ñañez.  Arzobispo de la Arquidiócesis de Córdoba

 

El Evangelio de San Lucas se suele decir que es el Evangelio de la misericordia, de hecho el capítulo quince trae tres parábolas que son verdaderas joyas y hablan precisamente de la misericordia. La parábola de la oveja perdida, la de la dracma o de la moneda perdida y la parábola del hijo pródigo, que es una preciosura. Algunos hablan que esta parábola más que denominarla del hijo pródigo habría que llamarla la parábola del padre misericordioso.

 

La misericordia divina es la apertura del corazón de Dios a la fragilidad, a la miseria del corazón humano; una apertura lúcida porque descubre hasta el fondo la intimidad del corazón, pero al mismo tiempo es una apertura, podríamos decir así, perdonadora, y un perdón que purifica, que renueva.

Es muy importante este mensaje de la misericordia en la Cuaresma, el tiempo que estamos viviendo, porque es una oportunidad para la purificación más honda del corazón, para la reconciliación con Dios, con los hermanos, para la renovación de toda la vida cristiana.

Nosotros, los hombres, somos beneficiarios de la misericordia divina, Él nos acoge siempre, nos perdona, toda vez que nosotros estamos dispuestos a recibir su gracia e ir a su encuentro.

 

Pero también somos imágenes vivas de Dios, y entonces, debemos reflejar la misericordia divina, y desde ahí podemos entender lo que Jesús nos propone hoy en el Evangelio: “Sean misericordiosos como el Padre de ustedes es misericordioso. No juzguen y no serán juzgados; no condenen y no serán condenados; perdonen y serán perdonados.”

Esto no significa que no debamos oponernos al mal, no significa tampoco que no debamos corregir a quien equivoca el camino, sino más bien está señalando que debemos evitar juicios definitivos e inapelables, y estar abiertos a la conversión, al cambio de los demás, estar dispuestos a perdonar y a dar una nueva oportunidad, así como Dios siempre está dispuesto a perdonarnos y permanentemente nos regala nuevas oportunidades.

 

En el Evangelio de San Mateo, cuando Jesús enseña el Padrenuestro, una de las peticiones dice “perdónanos como nosotros perdonamos a los que nos ofenden”, y como ampliando y reforzando esa enseñanza Jesús dice, agrega: “Si ustedes no perdonan, tampoco el Padre los perdonará”.

Por supuesto se supone, en nosotros y en los demás el arrepentimiento que implica la retractación de nuestras conductas equivocadas y el propósito sincero de cambiar, de intentar un cambio auténtico.

 

Por eso me parece que en este tiempo tan propicio de la Cuaresma nosotros podemos pedir la gracia de abrirnos a la misericordia de Dios, de arrepentirnos sinceramente de nuestros pecados, y de confiar en el perdón de Dios que nos recibe, nos reconcilia, nos renueva. No desconfiar ni por un instante de la grandeza y la profundidad de la misericordia de Dios y del perdón que nos regala.

Y pedir también la gracia de estar dispuestos a perdonar, de recibir favorablemente el arrepentimiento de nuestros hermanos y de reflejar el perdón divino que es un perdón, como decíamos, auténtico, a fondo, que no guarda ninguna factura que después quiera pasarnos, dejar de lado en nuestro corazón las eventuales facturas cuando perdonemos, perdonemos a fondo, sin guardar ninguna boleta que pasar, presentar después a nuestros hermanos.

Y ahí entendemos también lo que Jesús dice al final del Evangelio de hoy: “la medida que ustedes usen, se usará para ustedes”

 

Pidamos estas gracias y vivamos una intensa y fructífera Cuaresma, en un tiempo de misericordia.

Con mi saludo cordial y mi bendición para todos los oyentes.

 

 

Oleada Joven