Evangelio segun San Mateo 20, 17-28

martes, 22 de marzo de
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Cuando Jesús se dispuso a subir a Jerusalén, llevó consigo sólo a los Doce, y en el camino les dijo: "Ahora subimos a Jerusalén, donde el Hijo del hombre va a ser entregado a los sumos sacerdotes y a los escribas. Ellos lo condenarán a muerte y lo entregarán a los paganos para que sea maltratado, azotado y crucificado, pero al tercer día resucitará".
Entonces la madre de los hijos de Zebedeo se acercó a Jesús, junto con sus hijos, y se postró ante él para pedirle algo.  "¿Qué quieres?", le preguntó Jesús. Ella le dijo: "Manda que mis dos hijos se sienten en tu Reino, uno a tu derecha y el otro a tu izquierda".
"No saben lo que piden", respondió Jesús. "¿Pueden beber el cáliz que yo beberé?". "Podemos", le respondieron. "Está bien, les dijo Jesús, ustedes beberán mi cáliz. En cuanto a sentarse a mi derecha o a mi izquierda, no me toca a mí concederlo, sino que esos puestos son para quienes se los ha destinado mi Padre".
Al oír esto, los otros diez se indignaron contra los dos hermanos.  Pero Jesús los llamó y les dijo: "Ustedes saben que los jefes de las naciones dominan sobre ellas y los poderosos les hacen sentir su autoridad. Entre ustedes no debe suceder así. Al contrario, el que quiera ser grande, que se haga servidor de ustedes; y el que quiera ser el primero que se haga su esclavo:  como el Hijo del hombre, que no vino para ser servido, sino para servir y dar su vida en rescate por una multitud".

Palabra de Dios


 

Monseñor Santiago Olivera  Obispo de la Diócesis de Cruz del Eje

 

El evangelio de mateo que hoy la iglesia nos pone a reflexionar, repite en paralelo con marcos el evangelio del miércoles pasado, donde Jesús anuncia por tercera vez su pasión y en este anuncio vemos hoy como la madre de Zebedeo intercede pidiendo para sus hijos buenos puestos. Que en el reino a Juan y a Santiago los ponga en un buen lugar. El otro día deciamos que es una mirada miope, corta, de los discípulos y también la mama de los Zebedeos, y tambien los otros diez, dice el texto, se indignan.

 

Esto nos pasa seguido en nuestras vidas o en nuestras comunidades, no tiene que sorprendernos porque muchas veces puede pasarnos a nosotros o puede escuchar a algunos, que pro estar cerca de Jesús o ser cristianos creemos que "merecemos ciertos privilegios". Muchas veces escuchamos esto: "No hay derecho a sufrir esto porque es tan bueno y tan cristiano" o "no es justo que sufra así porque es tan cristiano o tan cristiana" o esperamos ser reconocidos o ser tenidos en cuenta. Muchas veces parece que ser cristiano da ciertos derechos fente otros o evitar ciertos sufrimientos por ser seguidores de Jesús.

 

Sin embargo el evangelio nos recuerda que nuestro camino debe ser el camino de Jesucristo, y beber el caliz nos lleva esta expresión  a vivir la pasión de Jesus, que es vivir el servicio como Él lo vivió. La clave seria, entonces, la oportunidad entonces de Jesús para explicarles de nuevo a sus discipulos que el modo de pastorear y guiar o la responsabilidad será siempre sinónimo de servicialidad. Y se sirve de verdad cuando se ama, y así lo experimentamos, cuántos gestos en nuestra familia hemos recibido servicio de nuestros padres, porque nos aman. O  la autoridad se gana haciendose servicio, haciendose ofrenda  porque se ama.

 

Vamos a pedirle a Jesús que nos ayude a amar y a servir como Él, que podamos poner nuestra vida al servicio de la vida, hasta el sacrificio de nosotros mismos por amor, porque a esto nos invita el Señor.  A sus servidores la autoridad evangelica siempre se da, no como la del  mundo, sino una autoridad que se pone al servicio y que se olvida a sí mismo justamente por amor como lo hizo Jesús. 

 

Oleada Joven