Oh Dios, que revelas tu omnipotencia
sobre todo con la misericordia y el perdón,
dónanos vivir un año de gracia,
tiempo propicio para amarte a Ti
y a los hermanos en la alegría del Evangelio.
Sigue efundiendo sobre nosotros
tu Santo Espíritu, para que no nos cansemos
de dirigir con confianza la mirada a aquel
que hemos traspasado, a tu Hijo hecho hombre,
rostro resplandeciente de tu infinita misericordia,
refugio seguro para todos nosotros pecadores,
necesitados de perdón y de paz,
de la verdad que libera y salva.
Él es la Puerta, a través de la cual venimos a ti,
manantial inextinguible de consolación para todos,
belleza que no conoce ocaso, alegría perfecta en la vida sin fin.
Interceda por nosotros la Virgen Inmaculada,
primer y resplandeciente fruto de la victoria pascual,
aurora luminosa de los cielos nuevos y de la tierra nueva,
puerto feliz de nuestra peregrinación terrenal.
A ti, Padre Santo, a tu Hijo, nuestro Redentor,
al Espíritu Santo, el Consolador, todo honor
y gloria en los siglos de los siglos».
Papa Francisco
al abrir la Puerta Santa del Jubileo de la misericordia
8 de diciembre del 2015