Este es el testimonio que dio Juan, cuando los judíos enviaron sacerdotes y levitas desde Jerusalén, para preguntarle: “¿Quién eres tú?”. El confesó y no lo ocultó, sino que dijo claramente: “Yo no soy el Mesías”.
“¿Quién eres, entonces?”, le preguntaron: “¿Eres Elías?”. Juan dijo: “No”. “¿Eres el Profeta?”. “Tampoco”, respondió. Ellos insistieron: “¿Quién eres, para que podamos dar una respuesta a los que nos han enviado? ¿Qué dices de ti mismo?”.
Y él les dijo: “Yo soy una voz que grita en el desierto: Allanen el camino del Señor, como dijo el profeta Isaías”. Algunos de los enviados eran fariseos, y volvieron a preguntarle: “¿Por qué bautizas, entonces, si tu no eres el Mesías, ni Elías, ni el Profeta?”.
Juan respondió: “Yo bautizo con agua, pero en medio de ustedes hay alguien al que ustedes no conocen:él viene después de mí, y yo no soy digno de desatar la correa de su sandalia”. Todo esto sucedió en Betania, al otro lado del Jordán, donde Juan bautizaba.
Palabra de Dios
P. Juan Martinez sacerdote de la Arquidiócesis de Córdoba
Hola Amigos de Oleada Joven. Llegamos al encuentro del Señor en la Palabra y en este pasaje de san Lucas se nos regala el asombro que causa la presencia de Jesús en manos de sus padres jóvenes ante la profecía de Simeón.
A la luz del pasaje de hoy quisiera que pidiéramos juntos la fidelidad de María y José en docilidad a la ley, como pacto de amistad con Dios. Ellos eran tan jóvenes como tantos de Uds que se acercan a la experiencia de amor de Dios y si bien tenían al Hijo de Dios en sus manos no se exceptúan de vivir la ley.Otra joya del nuevo Testamento es la del anciano Simeón, que ve con ojos nuevos el cumplimiento de la promesa y hace canto.
Qué bueno poder gustar la presencia de Jesús que asombra a jóvenes y alegra a mayores. Sigamos rumeando estos días de alegría y que nos anime el Dios con nosotros.
El Señor te bendiga y buen sábado.