Escuchar a Dios que habla

miércoles, 13 de enero de
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Es difícil estar en silencio delante de Dios. Somos muy parecidos al discípulo Pedro quien en su ansiedad delante del Altísimo estaba pronto para hablar y lento para estar callado y sentarse en silencio en Su presencia (Mateo 17:4-5).   Estamos listos para precipitarnos y hablar cuando necesitamos estar quietos y “escucharle”  Es más difícil estar en silencio delante de Dios que hablar con Dios.  La mayoría de nosotros hemos olvidado como sentarse en silencio y escucharlo.

 

Necesitamos cultivar el silencio del alma.  Para la mayoría de las personas es espantoso estar quieto y en silencio.  Tal vez esto es porque nuestra generación esta lista para decir “Dios no habla” como en los días antiguos.

 

 “En Dios solamente está acallada mi alma; de Él viene mi salvación” (Salmo 62:1).  El salmista usa una palabra que significa, “silencio, quieto, descanso y esperando tranquilo.”  La palabra connota el silencio de muerte.  Es bueno para nosotros esperar en Dios en reposo silencioso.

 

Tal vez en nuestro gran énfasis en alabar a Dios, hemos casi olvidado cómo escuchar Su pequeña y quieta voz.  Necesitamos cultivar el silencio del alma tanto que Él nos sorprenda en cualquier tiempo, donde sea que El escoja. Es muy importante que reconozcamos Su voz cuando El habla.

 

“El fuego se había retirado en los días de Elí. “El joven Samuel servía al Señor en la presencia de Elí. La palabra del Señor era rara en aquellos días, y la visión no era frecuente” (1 Samuel 3:1 RV 1960).  “El Señor llamó a Samuel, y él respondió: “Aquí estoy”.` (v.4).  Y corriendo luego a Elí, pensando que era su maestro llamando.

 

El Señor llamó a Samuel por tercera vez. Él se levantó, fue adonde estaba Elí y le dijo: “Aquí estoy, porque me has llamado”. Entonces Elí comprendió que era el Señor el que llamaba al joven, y dijo a Samuel: “Ve a acostarte, y si alguien te llama, tú dirás: Habla, Señor, porque tu servidor escucha”. Y Samuel fue a acostarse en su sitio. Entonces vino el Señor, se detuvo, y llamó como las otras veces: “¡Samuel, Samuel!”. Él respondió: “Habla, porque tu servidor escucha”.

1 Sam 3, 1-10

 

Cuando Dios habla debemos obedecer.  Y cuando no obedecemos inmediatamente, El espera en silencio hasta que nuestra voluntad esta lista. “Cercano está Él mas que el respirar, tan cerca como las manos y los pies.”

 

Cuando Dios habla puede no ser un mensaje placentero.  Lo importante y la cosa crucial es que obedezcamos.  “Y Samuel creció; y el Señor estaba con él, y no dejo caer a tierra ninguna de sus palabras” (1 Samuel 3:19).

 

¿Cómo nos habla Dios?

 

Dios todavía habla.  ¿Cómo respondes?  En el monte alto Dios dijo a Pedro que callará y escuchara a Jesús.  Eso es lo que necesitamos hacer.  Hay un tiempo para hablar y hay un tiempo para estar quieto y escuchar su quieta voz.  No tenemos nada valioso que decir hasta que El nos habla en privado.

 

Dios primeramente habla a través de su Palabra escrita, la Biblia. El Espíritu Santo quien es el divino autor de las Escrituras, toma Su palabra y habla a nuestro ser interior.

 

También nos habla a través de las circunstancias, los cristianos maduros, la predicación y la enseñanza de Su Palabra.

 

Hay momentos cuando El escoge venir a través de la predicación de la Palabra, o un pasaje devocional de quietud, un hambre espiritual intensa, o un amigo cristiano maduro quien da consejo de Dios.

 

La cosa importante es sentarse en Su presencia y escuchar, después levantarse y hacer  Su mandato.

 

Cuando Dios habla a tu ser interior, escucha quietamente, y pide la gracia para obedecer y hacer lo que te pida o diga. “Habla Señor, que tu siervo escucha”.

 

Wil Pounds (c)

 

Oleada Joven