Un sábado en que Jesús atravesaba unos sembrados, sus discípulos comenzaron a arrancar espigas al pasar. Entonces los fariseos le dijeron: “¡Mira! ¿Por qué hacen en sábado lo que no está permitido?”.
El les respondió: “¿Ustedes no han leído nunca lo que hizo David, cuando él y sus compañeros se vieron obligados por el hambre, cómo entró en la Casa de Dios, en el tiempo del Sumo Sacerdote Abiatar, y comió y dio a sus compañeros los panes de la ofrenda, que sólo pueden comer los sacerdotes?”.
Y agregó: “El sábado ha sido hecho para el hombre, y no el hombre para el sábado. De manera que el Hijo del hombre es dueño también del sábado”.
Palabra de Dios
P. Cristian Salomón Encargado de la Pastoral Juvenil de la Arquidiócesis de Rosario
Jesús no sólo se manifiesta y se muestra con autoridad por sobre la enfermedad y el poder de satanas, sanando a los enfermos, expulsando demonios, sino que también muestra su autoridad , manifestandose como Señor del Sábado.
Escuchamos hoy el relato en el cual los discipulos de Jesús arrancan espigas del sembrado en día Sábado, por lo cual los fariseos, atentos a su actuar, enseguida interpelan, cuestionan. Es de notar que no es a los discipulos, sino a Jesús quienes los fariseos ponen en tela de juicio.
Sin embargo, el Señor les recuerda que David y quienes lo seguían, comen los panes, que estaban destinado a la ofrenda, para luego manifestar que el Sábado, día del Señor, está hecho para el hombre y no al revés y que Él, el Hijo del Hombre es Señor, dueño del Sábado.
Toda la cuestión se centra en que hay normas. Los fariseos hacían consistir la vida religiosa en la observancia de la Ley, el cumplimiento de los preceptos, que eran muchos. En el fondo, más que confiar en la bondad de Dios, ponían su confianza en lo que éllos tenían que hacer.
Jesús sin embargo, nos enseña que el sábado, la Ley, la normativa, está hecha para indicar el camino, para formar en la libertad y no para esclavizar, cuando los preceptos, lo que hay que hacer se ubica por encima de la persona concreta, por encima de la misericordia, no sólo hacemos mal al otro condenándolo, sino que además nos privamos de reconocer la providencia de Dios
El cumplimiento de los preceptos, mandamientos y normas que llegan a nosotros desde Dios y por medio de su Palabra y su Iglesia, siempre quieren hacernos más libres, más plenos, y el vivirlos tendría que ser expresión del amor a Dios que está en nuestro interior.
Señor Jesús que nuestro seguir tus huellas nunca sea un mero cumplimiento exterior de preceptos (cumplo y miento), sino que sea un amarte con todo el corazón que se exprese en cada hermano, en cada situación, en el vivir de acuerdo a tu Palabra.
Que tengas lindo día, Dios te bendiga.
Fuente: Radio Maria Argentina