Al atardecer de ese mismo día, les dijo: “Crucemos a la otra orilla”. Ellos, dejando a la multitud, lo llevaron a la barca, así como estaba. Había otras barcas junto a la suya.
Entonces se desató un fuerte vendaval, y las olas entraban en la barca, que se iba llenando de agua. Jesús estaba en la popa, durmiendo sobre el cabezal.
Lo despertaron y le dijeron: “¡Maestro! ¿No te importa que nos ahoguemos?”. Despertándose, él increpó al viento y dijo al mar: “¡Silencio! ¡Cállate!”. El viento se aplacó y sobrevino una gran calma. Después les dijo: “¿Por qué tienen miedo? ¿Cómo no tienen fe?”.
Entonces quedaron atemorizados y se decían unos a otros: “¿Quién es este, que hasta el viento y el mar le obedecen?”.
Palabra de Dios
P. Juan Martinez Sacerdote de la Arquidiócesis de Córdoba
Buen día a quienes se suman a Oleada Joven al encuentro con la Palabra.
Para muchos de nosotros el tiempo de verano es tiempo un poco más tranquilo, donde se aquietan las aguas del trabajo, el estudio, las responsabilidades de agenda al menos asumen otro ritmo para muchos.
Hoy el pasaje de la tempestad calmada viene con su fuerte invitación a renovar la fe. Sea que en tiempos más tranquilos como decía al comenzar o si atravesamos alguna tempestad en la fe, de salud, de familia, laboral o la que fuere es una buena ocasión para hacer el camino de los discípulos.
El Señor que nos llama a cruzar a la otra orilla, imagen de lo que es la vida o un año, supone que en algún momento del trayecto las aguas se agitan. Y allí ante la aparente indiferencia del Señor y nuestros miedos, aparece el clamor «¡Maestro! “¿no te importa que nos ahoguemos?!”». Cada uno sabrá con qué tenemos que cargar esa expresión y hoy sería bueno que en nombre propio o por otros clamemos al Maestro.
Sabemos que no sólo no es indiferente sino que se aplica con decisión a salvarnos pero cuenta con nosotros. Que la potencia de su voz con aquel ¡Silencio! ¡Cállate! del Evangelio de hoy se aquieten tantas de estas situaciones que nos afligen y nos devuelvan un andar sereno y confiado para renovar la fe en aquél que hasta el viento y el mar de la vida le obedece.
Quiero agradecer a quienes me pidieron durante estos más de dos años compartir la reflexión con esta ala joven de la Radio en Oleada Joven, al P. Javier, Corina y Mariana. Ahora le dejo el lugar a otro Hermano Cura para que se sume al espacio y dé ocasión de sumar otra voz, otro corazón sacerdotal que anime al seguimiento de Jesús.
Que tengas un buen año y gracias por el espacio compartido. El Señor te bendiga.