Me primeriaste con tu Amor

martes, 16 de febrero de
image_pdfimage_print

¡Hola a todos! Hoy les escribo para contarles la historia de mi llamado vocacional…

 

Cómo bien lo dice la cita bíblica : “No podemos callar lo que hemos visto y oído”, si todo lo hemos recibido gratuitamente, todo debemos darlo gratuitamente…tal vez te ayuda en tu discernimiento o tal vez me ayudes con tus oraciones.

 

Primero quiero contarte que elegí como título de este artículo, “Me primeriaste con tu Amor”, porque así es como he sentido la presencia y el paso de Dios en toda mi vida… El me primerió desde el principio, me sostuvo y me tendió su mano para sacarme del abismo.

 

Ahora si, te cuento que me llamo María Cecilia, tengo 28 años y de profesión soy maestra de grado. Además mi familia se compone por mis papás, y junto conmigo somos 6 hermanos, yo soy la más chica… y por cierto, mucho tiempo fui la más mimada.

 

Mi familia fue por mucho tiempo de vida activa en mi colegio, iba a una escuela católica, donde hermanos religiosos llevaban al mando la educación del mismo. Tuve la gracia de poder ir, desde los 10 años a un grupo de formación cristiana, se llama “Movimiento Amén”, ahí mismo en el colegio todos los sábados y los domingos de yapa ibamos con el grupo a misa. Muy lindas épocas aquellas, donde uno crecía en un lugar de familia, podía decirse lo comunitario, el servicio, la generosidad, y sobre todo la rectitud de intenciones… hacían de mi colegio un lugar de crecimiento seguro y acogedor, casi como un segundo hogar.

 

El tiempo fue pasando, en la adolescencia, cuando el mundo se te abre y empiezan a aparecer otras ofertas y sobre todo el orgullo de uno en empeñarse de que somos libres y podemos hacer de nuestras vidas lo que se nos dá la gana; empecé a distanciarme de mis amigas de toda la vida y también de esos espacios que tanto bien me hacían… Probé otras amistades, con un poco de mis ganas y otro poco del impulso de mis nuevos amigos, comencé a fumar (claro que tenía ejemplo en mi casa también sobre este vicio). Pero sabiendo Dios que algo mejor me tenía preparado, dijo “basta, hasta acá llegas Ceci”.

 

Y es así como volví a ese espacio “mi colegio”. Recupé mis amistades y lo más hermoso: El Señor, mediante el hno Ricardo, me llamó a poner la mirada en los niños qué más lo necesitaban, es así que comencé a dar catequesis a los chicos del barrio del colegio. Di catequesis durante 6 años, de una manera inimaginable, es que Dios me demostró que El “no elige a los capacitados, sino que capacita a los que elige”. De a poco me hacía gustar de Su presencia en mi vida.

 

Por otro lado, había algo que siempre me llamaba la atención, nunca podía concretar nada serio con un chico… aunque lo deseaba con todo el corazón que el Señor me presente a esa persona que había pensado para mí. Pasado un tiempo, luego de comenzar mi estudio en el terciario de maestra, fui a un retiro de universitarios y una clara pregunta me surgió: ¿Cómo sé cuál es la voluntad de Dios?

 

Compartí esto con un, en ese entonces, hno de la congregación, él me invitó a hacer un camino al valle del fuego sagrado… lo empecé, pero al poco tiempo lo dejé, por un lado porque él estaba en otro colegio de otra provincia y por otro porque me puse de novia. 

 

Estuve de novia casi 3 años, eso da indicios de que me sentía bien en la relación, si bien no llevabamos un noviazgo como me hubiera gustado, no me pasaba como con otros chicos que había conocido. Después de un tiempo de relación, motivados por amigos, en parte, y de mi lado, en busqueda de llenar vacíos… decidimos casarnos. Esa fue, tristemente, pero con toda seguridad, la peor decisión que había tomado en mis 24 años de edad porque ni bien comenzamos los preparativos, de a poco se fue todo el entusiasmo y cada vez que avanzaba el tiempo mi corazón se sentía más pobre e infeliz. Dado unas situaciones familiares y con la gracia de Dios, pude tomar la decisión de finalizar la relación. Todo lo que vino después hasta Hoy no es más que el ver cómo el Señor te hace dócil con su AMOR eterno e infinita MISERICORDIA.

 

Después de experimentar que el Señor me salvó de una vida sin felicidad, volví a todo lo que hacía en el pasado, y aún más comencé a estudiar Ciencias Sagradas, a vivir mi fe desde la Eucaristía, intercediendo por tantos que lo necesitan en un grupo de oración, compartiendo la experiencia del Amor de Dios destinando días de mis vacaciones yendo a misionar con la congreación de los CPCR y finalmente, tomandome en serio, la voluntad de Dios. Así que dos años después de esta conversión, comencé un camino de discernimiento vocacional con las hermanas Cooperatrices. Duró un año y concluyó con un retiro igncaciano… Dios me dio la oportunidad de poder compartir ese discernimiento con otras chicas, lo cuál valoro con todo mi corazón…fue una HERMOSA, ÚNICA, MARAVILLOSA experiencia…que recomiendo a todo joven.

 

Durante el retiro tuve mucho miedo de decirle Sí a Dios… con mis dudas durante el año, que se vio marcada por el testimonio de una de las hermanas… “Me caso, tengo hijos, y después ¿qué?”. Viendo la película de Alberto Hurtado (¿Cuánto cuesta un hojal?), y de pedir la Palabra de Dios, donde te habla de la crucifixión y muerte (lo entiendo como que yo tengo que morir por y para El)… ¡sentí una certeza muy grande en mi corazón que Dios me llamaba a entregar mi vida enterá por El! Y ahí vi con claridad, como dice San Agustín, “Llamaste y clamaste y rompiste mi sordera. Brillaste y resplandeciste, pusiste en fuga mi ceguera” …ahí vi como mi vida enterá había estado con El, y como permitió algunas cosas para realmente mostrarme Su Rostro, vi con claridad que esa LIBERTAD que sienten la mujer y el hombre cuando están de novios esa es la Libertad que yo siento cuando me entrego a Jesús y aún más me hace agrandar el corazón cuando puedo compartir mi vida con los demás… y no con una única persona. Es por eso que te invito a animarte a más… te invito a SER FELIZ.

 

¡Gracias por leer mi testimonio! Sólo espero que te sirva. Un abrazo grande. 

 

Maria Cecilia Colombo