Evangelio según San Lucas 9, 11-17

viernes, 4 de junio de
image_pdfimage_print







Pero la gente lo supo y partieron tras él. Jesús los acogió y volvió a hablarles del Reino de Dios mientras devolvía la salud a los que necesitaban ser atendidos. El día comenzaba a declinar. Los Doce se acercaron para decirle: «Despide a la gente para que se busquen alojamiento y comida en las aldeas y pueblecitos de los alrededores, porque aquí estamos lejos de todo.» Jesús les contestó: «Denles ustedes mismos de comer.» Ellos dijeron: «No tenemos más que cinco panes y dos pescados. ¿O desearías, tal vez, que vayamos nosotros a comprar alimentos para todo este gentío?» De hecho había unos cinco mil hombres. Pero Jesús dijo a sus discípulos: «Hagan sentar a la gente en grupos de cincuenta.» Así lo hicieron los discípulos, y todos se sentaron. Jesús entonces tomó los cinco panes y los dos pescados, levantó los ojos al cielo, pronunció la bendición, los partió y se los entregó a sus discípulos para que los distribuyeran a la gente. Todos comieron hasta saciarse. Después se recogieron los pedazos que habían sobrado, y llenaron doce canastos.



Palabra de Dios


 

 




Monseñor Mario Maulión | Arzobispo de la Arquidiócesis de Paraná




Este Evangelio de este domingo, nos ubica a Jesús ante todo hablando y curando a la gente. Su palabra  y su acción va para iluminar, llevar paz, llevar fuerza al hombre y también para curarlo de todas las  cosas que lo humillan que lo preocupan o que lo hunden. Jesús esta así hablando y la gente lo está siguiendo. Los apóstoles estaban preocupados por que ya es tarde y ¿Dónde iba a parar esa gente? Por eso tuvieron una solución le fueron a decir al Señor que despidiera a esa gente que fuera a pedir comida y alojamiento a donde fuere. Jesús le responde “denle ustedes de comer”, los apóstoles se sienten ante una empresa difícil de hacer ¿Cómo van a poder dar de comer a tanta gente? Y le dice que lo único que tienen es muy poco unos pancitos pequeños y unos pescaditos, y eso para alimentar a una multitud es imposible que lo sea. Pero Jesús les dice “háganlos sentar” y cuando comienza a actuar Jesús, toma esos pequeños panes, pocos panes y se los da para que los reparte, y se va multiplicando. El hecho es tan significativo y fuerte que marco muy fuerte a los apóstoles y a los que estaban con El, lo que conocemos como la multiplicación de los panes. Esto esta enmarcándonos lo que es la Eucaristía, los apóstoles y toda la Iglesia han visto lo que es un anticipo de la Eucaristía.

 Y ¿Qué es la Eucaristía? La Eucaristía nos lleva a unirnos, por que recuerda nos hace recordar lo que hizo Jesús hace 20 siglos muy lejos de aquí. Que fue anticipada por aquella multiplicación de los panes, ¿Qué hacemos con esa Eucaristía? Hacemos lo mismo que hizo Jesús, recordamos, tomamos el pan el cáliz, pronunciamos las mismas palabras que Jesús. Recordamos lo que hizo Jesús,  pero lo que hizo es lo que estaba por hacerse de manara definitiva. Era la Eucaristía es la entrega del cuerpo de Jesús, es su sangre derramada que iba a culminar en la cruz, en todo este proceso que da su vida por nosotros, en la Eucaristía recordamos todo aquello pero en la Eucaristía lo actualizamos.

Es algo que venimos haciendo hasta el fin de la historia, nos lo a mandado Jesús a hacerlo y lo obedecemos hasta que El vuelva. Y lo que hacemos es volver a lo mismo es el cuerpo que fue entregado es ahora es ese cuerpo que es entregado por mí, para mí, es  esa sangre derramada por mi y para mi y que la tomo y cómo, junto con el cuerpo y eso me hace vivir en El.

Y es al mismo tiempo la Eucaristía la que nos proyecta hacia el futuro, por que la vida humana no es simplemente un tramo entre un nacimiento y una muerte. L a vida humana es algo mucho más fuerte que la muerte, esta llamada a ser plenamente  y definitiva y por eso la Eucaristía nos anticipa lo que seremos con El. La vida plena de fuerza, de amor y servicio.

En este día de la Eucaristía que la Iglesia lo quiere recordar y actualizar, sintamos fuertes como Jesús se nos esta entregando y como tenemos que vivir esta Eucaristía semanalmente y ojala que también pueda ser diariamente. Por que nos vincula para siempre con El que ahora vive resucitado y con El que nos esta llevando hacia la patria definitiva por que nuestra vida en Jesús esta llamada a ser vida para siempre. Y eso es lo que la Eucaristía estamos recibiendo cuando la participamos, cuando lo comemos, cuando nos encontramos con El y así caminamos con El.

Que el Señor los guie y alimente recordando que su cuerpo es un cuerpo entregado por nosotros, su sangre, es sangre derramada por nosotros para nosotros aquí y ahora y para siempre.


 

 

 

 

Oleada Joven