“Mi vida iba derecho a la tumba”

lunes, 29 de febrero de

 

Daniel Pajuelo Vázquez tiene 37 años, es religioso marianista, hizo sus primeros votos en 1998 y hace poco más de un año fue ordenado sacerdote. Estudió ingeniería informática y teología. Actualmente reside en Carabanchel Alto donde desarrolla su misión como profesor en la ESO y responsable de pastoral del colegio Hermanos Amorós. Es uno de los fundadores de iMisión, una iniciativa creada para impulsar la presencia evangelizadora de la Iglesia en Internet. También es rapero, ha publicado ya dos discos, el último con su grupo Dawidhs.

 
 
 

Un Joven con vocación

 

Cuando Dios llama lo hace teniendo en cuenta tu momento vital. Ni la llamada de Dios, ni la respuesta te hacen automáticamente santo, ambas, llamada y respuesta son como cuerdas que se entrelazan y van tirando de ti hacia una vida más humana, plena, unida a Jesús y a los hermanos.

 

Yo crecí en una familia católica pero no practicante. En mi casa no se hablaba ni de política ni de religión, pero Dios quiso regalarme la certeza de que Él siempre estaba a mi lado. Mi padre me enseñó a rezar, cada noche venía a nuestra habitación y rezaba conmigo y mi hermana Sara el ‘Jesusito de mi vida’, lo cual me abrió la puerta a una relación con Dios que con los años se convertiría en mi salvavidas.

Tuve una adolescencia muy movida, hice sufrir a mis padres y educadores, anduve en la cuerda floja buscando llenarme con lo que me ofrecía el mundo, pero la verdad es que cada vez aumentaba más en mí lasensación de vacío y soledad. Fue en una convivencia, a la edad de 17 años, que experimenté fuerte y nítido el amor incondicional de Dios, en ese mismo instante me di cuenta de que sólo podía corresponder a tanto amor consagrándole mi vida al Señor, poniéndome a su servicio como marianista. Sabía, y no me equivoqué, que sólo así podría ser profundamente feliz.

 

Cuando escucho que Cristo salva comprendo perfectamente lo que quiere decir. Mi vida iba derecha a la tumba, estaba en las puertas del infierno. Cristo nunca estuvo ausente, aún en mi soledad más angustiosa me tendía una mano a la que agarrarme.

 

 

 

 

 

Un religioso ingeniero informático

 

En mi congregación procuramos tener estudios civiles, además de los eclesiásticos, de esta manera nos cualificamos para poder desempeñar nuestro trabajo como profesores, y a la vez nos formarnos en contacto con las necesidades, alegrías y sufrimientos de los hombres y mujeres de hoy. Nuestra formación es siempre para la misión. Tenemos la certeza de que los dones que el Señor da a cada hermano son para la edificación de su Iglesia y la extensión de su Reino. Acompañamos los estudios con el cuidado de una vida espiritual seria y auténtica, lo cual sería imposible sin la dirección y el discernimiento de espíritus, a través del cual vamos concretando nuestra respuesta a Dios en la misión.

 

 

Marianista, una vida nada aburrida

 

Al lado de la vida de un marianista, la del doctor House parece monótona. Mi vida es una vida de aventuras, no he tenido tiempo para aburrirme. He vivido en Zaragoza, Valencia, Barcelona, Madrid y Roma. He dado clases a más 1500 alumnos, he disfrutado del gozo de la naturaleza en campamentos, salidas, retiros… he aprendido tres lenguas, he estudiado dos carreras, he hecho gran cantidad de amigos de distintos lugares del mundo… pero sobre todo puedo decir que el corazón se me ha ido ensanchando. Donde antes sólo cabía mi familia y tres amigos ahora entran decenas y decenas de rostros, de vidas, de alegrías compartidas, de dificultades superadas en equipo, de ilusiones y proyectos compartidos… Cuando le entregas tu corazón a Cristo él lo va transformando en una fuente de vida y amor generoso donde caben todos. Es totalmente cierta la promesa del Señor, en su seguimiento se recibe el ciento por uno.

 

 

Encontrando a Dios en la “rutina” del día a día, la vida de comunidad

 

En mi comunidad nos levantamos pronto para poder celebrar la eucaristía juntos y tener un tiempo de oración en silencio, después desayuno, repaso el día y preparo la mochila para clase. Al salir de casa me santiguo y durante los 5 minutos que dura el paseo de la comunidad a la clase rezo el ‘Ven Espíritu Divino’, saludo con alegría a los que me cruzo, miro el cielo y agradecido ofrezco a Dios todo lo que voy a vivir en este día.

 

A las 8:45 comienzo las clases. Enseño matemáticas y religión y soy tutor este curso en 1º de la ESO. Las clases se prolongan hasta las 13:50 y algunos días continúan por las tardes. Todas las mañanas lo primero que hacemos es rezar con los alumnos y después al lío. Me encanta dar clases, estoy convencido que lo que educa no son tanto los contenidos como la relación que se establece entre maestro y alumno, y es algo que cuido: la cercanía, la escucha, el cariño y la atención personal. Disfruto mucho en clase, y los alumnos agradecen que intente conectar con sus preocupaciones e intereses. En los descansos me cuentan sus cosas, hablamos de videojuegos, móviles, amistades, grupos musicales… a veces de sus movidas en casa o con otros amigos. Soy el responsable de pastoral del colegio, y eso hace que durante la semana tenga reuniones varias con equipos de pastoral, equipo de dirección, responsables de actividades y por supuesto las celebraciones cuando tocan. No deja de impresionarme la generosidad de mis compañeros, muchos de ellos viven su ser profesor como una verdadera vocación, cada semana aprendo cosas nuevas de ellos. En nuestros colegios decimos que ‘Somos una familia’, y es así, nuestros alumnos vienen felices a clase porque se sienten queridos, se sienten como en su propia casa.

 

Al terminar las clases tengo las entrevistas con padres, alguna que otra reunión de pastoral, los miércoles reuniones de profesores, los jueves llevo un taller de innovación tecnológica, los viernes grupo de catecumenado… intento hacer deporte una o dos veces por semana, y salir a pasear, al cine o a cenar con Javier, hermano de comunidad y director del colegio. Al caer la tarde rezo durante un rato prolongado, normalmente con el rosario, o meditando la Palabra de Dios, después, en comunidad rezamos la oración de vísperas, cenamos y estamos un ratillo viendo la tele, comentando el día, las noticias.

 

Al finalizar la jornada, y después de tantos encuentros, emociones, tareas, procuro tomar conciencia de que los éxitos no son cosecha mía sino del Señor, de que los malos momentos y preocupaciones son necesarios para cultivar mi humildad, de que no soy Dios y no puedo salvar sólo el mundo. Rezo así: “Señor nada me guardo para mí de este día, porque todo ha sido regalo tuyo, a ti lo devuelvo. Sé que mañana volverás a llenar mi corazón y mis horas de tu amor. Gracias Señor”.

 

 

Marianista, friki y tuitero

 

De pequeño me gustaba la electrónica, después los ordenadores, más tarde las redes. Intento hacer de mis aficiones e intereses una forma de servicio, sobre todo a los más necesitados. Por eso este año he montado un taller de Raspberry Pi (microordenadores de bajo coste) para alumnos que por su situación personal y académica están en riesgo de abandono. Intento transformar todas estas cosas en ocasión para el encuentro cara a cara, para estar más presente y ser más cercano, para ayudarles a reconocer sus inteligencias, a sentirse constructores de su propio futuro.

 

Creo que lo más importante en Redes Sociales es ser tu mismo, establecer relaciones auténticas. Lo digital no es menos real que lo presencial, y el verdadero encuentro sólo puede producirse cuando nos relacionamos desde la verdad de uno mismo. Allí donde se da el encuentro humano también puede producirse el encuentro con Cristo. Es por esto que en iMisióncreemos que la Evangelización en Internet es posible.iMisión es una comunidad de cristianos de diversas procedencias y carismas de la Iglesia, convencidos de que hoy Internet es un nuevo continente donde la Iglesia está llamada tener a una presencia evangelizadora. Creemos que el testimonio tiene una fuerza evangelizadora importante y ofrecemos formación y apoyo a los católicos presentes en la Red. La apertura para nosotros es muy importante para no quedarnos en nuestra ‘pecera católica’ y llegar a entablar relación y diálogo con creyentes y no creyentes. En ese encuentro todos nos enriquecemos y reconocemos la presencia del mismo Jesús que se nos hace presente en el que es diferente.

 

La música y el rap

 

Intento responder con generosidad poniendo mis dones a su servicio. Todo lo demás viene por añadidura. Cuando vivía en Barcelona conocí el grupo Praxiz, dos chicos de la iglesia evangélica que con su rap conseguían transmitir de una forma muy guapa la fe en Jesús. Su trabajo me animó a grabar un primer tema sobre la vocación y así poder utilizarlo en la catequesis. Con el tiempo el Señor puso en mi camino personas y recursos necesarios para transformar este interés es un verdadero esfuerzo por inculturar el Evangelio en la cultura hip hop. Ahí seguimos. A día de hoy ya somos unos cuantos raperos católicos en España, y vamos tejiendo una red de apoyo mutuo. Esta es otra de las cosas que ocurren cuando sigues a Jesús, él te regala hermanos y hermanas.

 

El amor de Dios, motor de una vida

 

La experiencia fundante del amor de Dios, ese es mi motor, el amor de Cristo en mí que me renueva, recrea, y da sentido a todo, incluso a los momentos de oscuridad. Soy muy consciente de mi pobreza, pero sé de quién me he fiado. Intento vivir con los ojos fijos en Cristo, él inicio mi camino de fe y lo llevará a su plenitud. En el final de mi vida me presentaré ante Él sin nada, sin nada más que un corazón lleno de heridas, y cuando lo ponga en sus manos deseo que encuentre los rostros de aquellos a quien amé, de aquellos a quienes el Señor puso en mi camino.

 

 

 

 

 

Julio 2015

Fuente: Smdani

 

Oleada Joven