el que pone la mano en el arado…

martes, 1 de marzo de

Evangelio según San Lucas 9, 57-62:

“Mientras iban de camino, alguien le dijo: «Maestro, te seguiré adondequiera que vayas.»

Jesús le contestó: «Los zorros tienen cuevas y las aves tienen nidos, pero el Hijo del Hombre ni siquiera tiene donde recostar la cabeza.»

Jesús dijo a otro: «Sígueme». El contestó: «Señor, deja que me vaya y pueda primero enterrar a mi padre.»

Jesús le dijo: «Sígueme, y deja que los muertos entierren a sus muertos. Tú vé a anunciar el Reino de Dios.»

Otro le dijo: «Te seguiré, Señor, pero antes déjame despedirme de mi familia.»

Jesús le contestó: «El que pone la mano en el arado y mira hacia atrás, no sirve para el Reino de Dios.»”

¿Porque nos cuesta tanto desprendernos de lo material?

¿Qué nos quiere enseñar o mostrar Dios atrás de estos objetos?

¿Porqué miramos tanto para atrás en nuestro camino?

En cada objeto material se encierra un costo, un esfuerzo y hay en algunos casos, que es donde más pesa, se encierra un recuerdo. Una remera que usaste en determinado momento, un regalo que te hicieron…¿que nos querrá decir el Señor detrás de estos objetos? ¿Porque nos apegamos tanto a nuestra historia que muchas veces no nos deja disfrutar, vivir y ser feliz con el presente? Hoy puedo entender que detrás de esas cosas, que están guardadas en un cajón, atrás de una puerta, en una caja llena de polvo, esta aquello que nos hace semilla, aquello a lo que no queremos morir, aquellas cosas que no queremos soltar para que el recuerdo no muera. Y claro cuando vas viendo que tu casa, habitación o lo que sientas que es 100%tuyo, es el reflejo de tu interior, te das cuenta que en tu corazón están también esas cajas llenas de polvo, esos cajones que recurrís para soñar con algo que ya paso. Instantáneamente se me viene una pregunta, ¿Cómo salgo de este estado? Y claro “Para Dios no hay nada imposible”. Cuantas veces quisimos tirar esas cajas y dijimos, si no molestan, si no ocupan ningún espacio…pero cada vez que volves a ellas sí que ocupan espacio, son esas cosas, recuerdos, historias, muchas veces amores, que volvés cada vez que sentís solo, y el problema de la soledad no está en esas cajas, el problema está en vos que no querés sacar esas cajas para que ese lugar que crees que no se va a usar, que no molesta y que está bien que esté ahí, es donde Dios quiere hacer el milagro de tu vida, en donde Dios quiere llenarla para decirte, “ya no estás más sólo porque yo estoy con vos y es para siempre”. Animate y yo también me voy a animar a sacar esas cajas que ocupan el lugar de Dios en tu interior y el cambio es concreto, y con intereses elevados a favor tuyo…cambia todo lo que te hace mal por ser feliz para toda la vida. Y nunca nos olvidemos que para Dios no hay nada imposible

 

 

Leandro Ruiz