Evangelio según San Juan 5,17-30

martes, 8 de marzo de
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Jesús dijo a los judíos: “Mi Padre trabaja siempre, y yo también trabajo”. Pero para los judíos esta era una razón más para matarlo, porque no sólo violaba el sábado, sino que se hacía igual a Dios, llamándolo su propio Padre.

 

Entonces Jesús tomó la palabra diciendo: “Les aseguro que el Hijo no puede hacer nada por sí mismo sino solamente lo que ve hacer al Padre; lo que hace el Padre, lo hace igualmente el Hijo. Porque el Padre ama al Hijo y le muestra todo lo que hace. Y le mostrará obras más grandes aún, para que ustedes queden maravillados. Así como el Padre resucita a los muertos y les da vida, del mismo modo el Hijo da vida al que él quiere.

 

Porque el Padre no juzga a nadie: él ha puesto todo juicio en manos de su Hijo, para que todos honren al Hijo como honran al Padre. El que no honra al Hijo, no honra al Padre que lo envió.

 

Les aseguro que el que escucha mi palabra y cree en aquel que me ha enviado, tiene Vida eterna y no está sometido al juicio, sino que ya ha pasado de la muerte a la Vida. Les aseguro que la hora se acerca, y ya ha llegado, en que los muertos oirán la voz del Hijo de Dios; y los que la oigan, vivirán.

 

Así como el Padre dispone de la Vida, del mismo modo ha concedido a su Hijo disponer de ella, y le dio autoridad para juzgar porque él es el Hijo del hombre.No se asombren: se acerca la hora en que todos los que están en las tumbas oirán su voz y saldrán de ellas: los que hayan hecho el bien, resucitarán para la Vida; los que hayan hecho el mal, resucitarán para el juicio. Nada puedo hacer por mí mismo. Yo juzgo de acuerdo con lo que oigo, y mi juicio es justo, porque lo que yo busco no es hacer mi voluntad, sino la de aquel que me envió.

 

 

Palabra de Dios

 

 


Monseñor Fernando Maletti Obispo de la Diócesis de Merlo – Moreno

 

 

Muy queridos hermanos y hermanas el evangelio de hoy, nos habla que le va llegando la hora a Jesús. Jesús habla de su hora.

 

¿Quién es Jesús? Y nosotros le preguntamos: ¿Quién eres Señor, en estos días, para que te llegue la hora?

 

A veces podemos decirnos, pero despúes de tantos años de vida cristiana, los pocos o muchos que tengamos, ¿Cómo no vamos a conocer a Jesús?

 

Sin duda:

 

* El es nuestro camino, el que marca nuestra ruta.

 

* El es nuestra verdad, la que ilumina nuestro conocimiento.

 

* El es nuestra vida, la que alienta y da sentido a nuestra vida.

 

Pero ebemos reconocer que nuestro conocimiento sobre Él es imperfecto, siempre lo podemos conocer un poco más y nunca lo vamos a conocer a Jesús un poco del todo.

 

Por eso, Cristo es inagotable, lo mismo que su Palabra y su evangelio, por eso cuando Él nos habla de su hora también nosotros podemos,siempre encontrar el Él, nuevos tesoros, nuevas riquezas, la hora de Jesús es precisamente aquello que el Padre le pide y que Jesús entiende aquello que nosotros estamos llamados a entender que: “Lo mejor que nos puede pasar en la vida, es lo que Dios quiera”.

 

Asi ha sucedido a lo largo de todas las generaciones cristianas, en la historia de la Iglesia, no que se vallan “aportando” nuevas verdades al evangelio, sino que siempre un poco mejor se conoce esas verdades y se acentúan unos aspectos sobre otros, porque el Espíritu de Jesús no descanda.

 

Aprendamos siempre algo nuevo del misterio de Cristo, también con lo que nos enseña la Iglesia, los Padres de la Iglesia, los concilios, el Magisterio de la Iglesia con tantos y tantos Santos, Misticos, Doctores, misioneros, por eso en nuestra historia en partiular tiene suceder lo mismo, cada vez debemos ir conociendo más y mejor a Jesucristo, no tanto con estudios y lecturas, sino con oración y ejemplos, acordemonos que Cristo es: “Nuestro tesoro escondido” pero siguen escondidas en El muchas riquesas que debemos descubrir.

 

Cristo es nuestra “Perla fina” pero siguen ocultos, a nosotros, muchos resplandores, por eso, en esto tiempos de cuaresma, mientras caminamos a la semana santa, hacia la Pascua pidamosle a Jesús:

 

“Señor, dame luz, para que podamos asomarnos al abismo de tus misterio hasta enmudecer.

 

Señor, danos sed, sed de Ti, de tu verdad, de tu luz, para que tu puedas saciarla.

 

Señor, danos fe, para que la luz tuya, llene todo nuestro ser”.

 

Que el Señor nos bendiga y nos proteja, nos cuide y nos de la Gracia que más necesitemos. Amen.

 

 

Fuente: Radio Maria Argentina

 

Radio Maria Argentina