Día veinte: Seguir más a Cristo

miércoles, 6 de abril de
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“Sígueme…” no es sólo una invitación para recibir una enseñanza, sino que Jesús reclama una adhesión a su persona: la expresión “sígueme…” pone de relieve, en su simplicidad, la relación personal que debe comprometer el futuro. El llamado es personal y este carácter personal de la invitación hace posible un compromiso para toda la existencia.

 

El compromiso de seguir a Jesús cobra todo su valor por la participación de los discípulos en la misión del Salvador e implica la participación en los sufrimientos redentores para el establecimiento del Reino (Lc 22, 28-29). La asociación al destino redentor de Jesús se marca de manera más impresionante en el “sígueme…” dirigido a Pedro después de la resurrección: se trata de una invitación de seguir a Cristo hasta el martirio (Jn 21, 19).

 

Jesús no pide sólo que creamos en él, sino que invita a radicalizar esta fe hasta el punto de correr el riesgo de dejar todos los bienes y poner toda su confianza en él. No se contenta tampoco con un amor que consista solamente en la práctica de los mandamientos de la Ley. Quiere un amor que consista en vivir para él y con él, siguiendo sus consejos. Porque, como dice Juan Pablo II en la Redemptionis donum 9:

 

En el Evangelio hay muchas exhortaciones que sobrepasan la medida del mandamiento (o precepto de la Ley de Dios), indicando no sólo lo que ‘es necesario’ (para ‘tener en herencia la vida eterna’, Mc 10, 17), sino lo que es ‘mejor’”.

 

¿Qué es lo que te atrae del Señor, qué te atra de su presencia? ¿Qué fue lo que te conmovió cuando decidiste seguirlo?

 

 

Momentos de la oración


 

1-Oración preparatoria (EE 46) me pone en el rumbo del Principio y Fundamento: que lo que yo vaya a hacer me ponga en el contexto de buscar y realizar, ya desde ahora, y por encima de todo, la voluntad de Dios


2- "Traer la historia" (EE 102) Se trata de reconstruir la historia de lo que contemplo a partir de los datos. Ayudará leer detenidamente y varias veces el pasaje que quiero contemplar Evangelio según San Mateo 19,16-22.

3-"la composición de lugar" (EE 103) tengo que componer la escena, re-crearla, reconstruirla desde los datos que la Escritura me ofrece.


4-Formular la petición (EE 104) La petición es la que enrumba la oración, la pone en búsqueda de algo, no la hace simple pasatiempo, sino persistente interés en alcanzar algo.

Interno conocimiento de nuestro Señor Jesús”


5-Reflectir para sacar algun provecho significa dejarme mirar por la escena, como ubicarme en ella: aquí me implico en ella como si presente me hallare. Es dejar que lo mirado me mire y me diga algo nuevo. Eso que se me dice son las mociones que se me dan.

6-Coloquio a partir de lo que he vivido en la contemplación, no me faltarán palabras para pedir, agradecer, alabar o simplemente disfrutar de lo que se me ha dado.

7-Exámen de la oración me pregunto cómo me fue, las preguntas no hay que hacérselas a la cabeza sino a las imágenes. Me puede parecer que yo selecciono las imágenes. Pero es Dios quien me lleva a detenerme en ésta o aquella del álbum. Y desde ahí puedo hacerme preguntas como éstas: ¿Cómo es esta imagen? ¿De qué está construida? ¿Qué hay y qué no hay en la imagen? ¿Qué es lo que la imaginación se resiste a construir? ¿Qué explica que Dios quiera que me detenga en esta imagen o en esta palabra y no en las otras? ¿Por qué yo u otra de las personas están presentes o ausentes en la imagen?… Hay que hacerle preguntas a la imagen, a la sensación o a la palabra que ha resonado más en mi oración… Por eso a un buen contemplador le bastarán pocas imágenes…Es importante saberse ubicar bien en la contemplación: dónde estoy en ella y qué se me dice a mí en particular. Tal vez difiere de lo que se les dijo a los personajes del Evangelio… Me quedará la labor de interpretar ese signo y a la luz de Dios no me costará hacerlo. Así terminaba Jesús las parábolas: “El que tenga oídos para oír, que oiga”…

 

 

Oleada Joven