Unidad

jueves, 12 de mayo de
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Pentecostés nos brinda cada año una oportunidad nueva para vivir la llegada del Espíritu Santo, recibir sus dones y renovar nuestra confianza en su luz y guía.

Es en Pentecostés cuando recibimos el especial poder para transmitir la promesa de salvación y el mensaje del evangelio a toda la tierra habitada, a la oikoumene, para que transformemos el mundo y continuemos el camino que Cristo nos mostró.

 

Cuando escuchamos las lecturas bíblicas de lo que sucedió en Pentecostés, siempre se refieren a un acontecimiento que “llenó toda la casa” e iluminó a todos los allí presentes, sin distinción alguna. Pentecostés es también el nacimiento de la Iglesia “una y única” y los ortodoxos destacan también la revelación plena de la divina Trinidad, Padre, Hijo y Espíritu Santo.

 

Benedicto XVI en uno de sus mensajes para Pentecostés nos recordaba que cuando Jesús encomendó a los discípulos la misión de la iglesia les pidió, como condición, que permanecieran juntos para prepararse a recibir el don del Espíritu Santo dador de vida, libertad y UNIDAD. Pero su soplo no nos dispersa, sino que nos reúne, porque la verdad y el amor unen.

 

En las celebraciones ecuménicas de Pentecostés se resalta esta idea de unidad en el Espíritu Santo, cuando cristianos de diferentes confesiones oramos juntos e imploramos la venida del espíritu sobre nosotros, para que a través de sus dones logremos derribar las barreras de la división y renovemos nuestra fe. Es el Espíritu Santo quien puede ayudarnos a liberarnos de los “viejos y nuevos determinismos”, pidamos que esa ayuda nos convierta en valientes apóstoles ejerciendo el ministerio del amor, el servicio y la unidad.

 

 

Rodrigo Ruiz Serrano s.j 

 

Oleada Joven