Buena vida y vida buena

lunes, 16 de mayo de
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Solo el idioma español, hasta donde tengo entendido, permite tanto juego de palabras. Podemos poner el adjetivo antes o después del sujeto y, en la mayoría de las ocasiones, la oración no cambia, pero en otras, sí.

 

Detengámonos en la expresión: buena vida y vida buena.

 

A simple vista nos damos cuenta de que aunque suenen igual, no expresan lo mismo. Más allá del juego de palabras, encierran realidades muy distintas.

 

Buena vida. Esta expresión me recuerda la cita evangélica en la que quien acumuló granos en su granero se dice: alma mía, tienes muchos bienes, ahora descansa, come, bebe y disfruta de la vida (cf. Lc 12,13-21). Disfrutar, es una palabra que está de moda y se la escucha a diario, expresa pasarla bien a costa de todo y de todos, sin privarnos de nada, viviendo a full “una vida loca”.

 

Vida buena. Esta otra expresión ya tiene otro contenido. Ya sé, quizá muchos estén pensando: ¡qué bajón! ¡Qué aburrido! ¡Qué mala onda! ¿Dónde quedó entonces el disfrutar? Se puede disfrutar haciendo lo bueno y procurando lo mejor para mí y para los demás. El término “vida buena” lo podemos asociar al mundo de los valores, porque son ellos los que nos posibilitan una vida “buena”. Los valores nos ayudan a descubrir el sentido de la vida, a encontrar ese “para qué” y “para quién” vivir; nos sacan de la mediocridad y nos desafían a hacer de nuestras vidas, algo interesante.

 

Jesús, en su vida pública, apostó a una vida buena. Abrazó valores y se jugó por ellos. Trabajó por la justicia, la dignidad, la fraternidad, y no se contentó con lo establecido; devolvió la esperanza a quienes la habían perdido y recordó que lo único que sabe hacer el Padre es cuidar, amar y perdonar, y que nadie puede arrebatar nada de sus manos, especialmente si se trata de sus hijos más pobres y necesitados. ¿Existirá una alegría más grande que ésta?

 

Al igual que Jesús, procurando una “vida buena” podremos gozar de una buena vida.

 

 

Padre Juan Pablo Roldán, Misionero Redentorista

 

Mili Ortiz