Mi Cristo Roto

jueves, 26 de mayo de
Hace unos años atrás encontré este Cristo en el negocio que se había caído, y se había roto… en ese momento, aunque no creía mucho en Dios (por no decir nada), no me atreví a tirarlo a la basura, porque aunque no creamos mucho, en el fondo siempre tenemos cierto respeto a los objetos religiosos. Lo tiré en una gaveta por mucho tiempo, no recuerdo…

Pasó el tiempo, y llegó a mis manos un libro… que se llama “Mi Cristo Roto, Camina sobre las Aguas”, y tocó mucho mi corazón una parte que decía que Dios tiene dos brazos, un brazo derecho y uno izquierdo. Explica que Dios con su dulce amor desde siempre nos está buscando porque él sabe que sin él no somos nada (aunque neguemos esto cien veces por incrédulos). Son muchos los que reaccionan con ese dulce llamado de Dios: mensajes a través de otras personas, con la lectura de un libro, una predica hermosa, con algo sencillo sienten ese gran deseo de buscar a Dios… Ese dulce llamado es el “brazo derecho de Dios”.

Sin embargo, otras veces Dios tiene que desprender con dolor su brazo izquierdo para llamar nuestra atención, ya sea disfrazado de una enfermedad, situación familiar, problemas económicos, dificultades laborales, pérdida de alguien especial… y explicaba el libro que éste es el “brazo izquierdo de Dios”.

Inmediatamente corrí a buscar como loca ese crucifijo roto que había guardado alguna vez, y mientras lo buscaba sólo pensaba, qué brazo le faltará? Cuál le faltará?!… Cuando lo encontré, y vi que era el izquierdo me lo pegué al pecho y lloré, lloré como bebé, y mientras le pedía perdón a Dios por ser tan indiferente a su brazo derecho, que tantas veces con dulzura me llamó, y me hacía la sorda y ciega.

Sabía que Dios había tomado la decisión de desprender su brazo izquierdo, ya que entendí que la situación tan difícil que vivía en esos momentos, era la única forma que provocaría una gran necesidad en mí de buscar a alguien más profesional que un psicólogo, esto era un tema para alguien más especial… pero mi problema lo que no sabía era que aunque me tiró al suelo, en el suelo me esperaba mi Dios!

Hoy amo el brazo izquierdo de Dios con todo mi corazón, porque aprendí que en la tormenta se puede mantener la paz, que Dios provee cuando hay necesidades económicas, que Dios concede empleos, que Dios sana los corazones heridos, que Dios repara familias, que Dios sana enfermedades, que Dios escucha y responde… bendito brazo izquierdo de Dios que se desprendió por amor a mí…

Pido a Dios que si alguno de los que llegaren a leer esto no lo conocieran como debieran, que desprenda el brazo que tenga que desprender, pero que a ninguno le pase esta vida sin tener una experiencia hermosa con él, que no pierdan la oportunidad de llenar de paz y felicidad sus corazones.

 
 
Cinthia Lucas.

 

 

Noelia Viltri