Mirando el presente

jueves, 9 de junio de
image_pdfimage_print

Uno puede ganar sabiduría mirando hacia atrás, pero no con nostalgia, no con lástima, pero si mirando los lugares de nuestro corazón para ver por dónde venimos viajando.

Esto nos ayuda a identificar los lugares y las personas que nos han bendecido, que nos afirmaron, que nos dieron vida, que nos enriquecieron. Poder mirar hacia atrás para agradecer y también porque necesitamos reflexionar sobre las situaciones que han sido un reto, que nos retaron, que nos pusieron a prueba, que quizá nos desanimaron, que quizá intentaron destruirnos.

Una vez que hemos mirado nuestros viajes pasados podemos tomar conciencia de nuestro presente. Uno puede decir cuáles son nuestras fuerzas hoy, preguntarnos si estamos preparados para continuar el camino, ver un poco si no se han deteriorado nuestras reservas, nuestras valijas espirituales del corazón; preguntarnos, por lo tanto, si seguimos así, o si tomamos un nuevo camino o si hay que modificar el rumbo.

Preguntarnos si somos conscientes de la gente con la que uno “hace camino”, si la valoramos, si nos paramos para conocerla, para aprender de ella. Hace bien este “detenerse y mirar, poder haber experimentado momentos muy lindos o tal vez de desánimo; sentir tal vez que hemos perdido nuestro mapa interior de carretera o que viene siendo gracias a Dios muy clarito y muy lindo. Darnos cuenta si hay alguna parte de nuestra vida que necesita ser reparada por la esperanza o ser renovada en la fe en la vida. En fin, ver cómo nos sentimos respecto de decisiones de otros que han afectado nuestro trabajo, nuestras esperanzas, nuestros sueños, para bien muchas veces, y a veces también dolorosamente. En fin, esa mirada hacia atrás se podría resumir en el presente si uno ha sido y es feliz, y si ha hecho feliz a los que Dios puso a nuestro lado.

 

 

Autor: P. Ángel Rossi

Fuente: Periódico Encuentro

 

 

 

Oleada Joven