Palabras que matan y palabras que resucitan

lunes, 13 de junio de
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Una palabra irresponsable: puede encender discordias y fuegos difíciles de apagar…

Una palabra cruel: puede arruinar y derribar todo lo que se había edificado en una vida…

 

Una palabra de resentimiento: puede matar a una persona, como si le claváramos un cuchillo en el corazón…

 

Una palabra brutal: puede herir y hasta destruir la autoestima y la dignidad de una persona…

 

Una palabra amable: puede suavizar las cosas y modificar la actitud de otros…

 

Una palabra alegre: puede cambiar totalmente nuestro día…

Una palabra oportuna: puede aliviar la carga y traer luz a nuestra vida…

Una palabra de amor: puede sanar el corazón herido.

 

Porque las palabras tienen vida.

Son capaces de bendecir o maldecir, de edificar o derribar, de animar o abatir, de transmitir vida o muerte, de perdonar o condenar, de empujar al éxito o al fracaso, de aceptar o rechazar…

¿Cómo hablamos a los demás? ¿Qué les transmiten nuestras palabras? ¿Qué me digo a mí mismo? ¿Hacia dónde me conduce mi dialogo interno?

 

Pablo Osow

 

Oleada Joven