SEÑOR, en Vos he buscado refugio; no me decepciones. Sálvame porque eres justo. Presta atención a mi súplica y rescátame pronto. Sé para mí como una roca de refugio, como una fortaleza que me salva.
Sos mi roca y mi fortaleza. En atención a tu prestigio, sé mi líder y guíame. Sálvame de la trampa que otros han preparado para mí. Sos mi refugio.
SEÑOR, en tus manos entrego mi espíritu. Me rescataste, Dios fiel. Rechazo a los que adoran ídolos falsos; yo sólo confío en el SEÑOR. Me regocijaré y me alegraré por tu fiel amor porque fuiste bueno conmigo cuando veías que yo sufría.
Le diste importancia a las dificultades por las que yo estaba pasando. No me dejarás caer en las garras de mi enemigo; me librarás de él.
SEÑOR, tengo muchos problemas, ten compasión de mí. Mis ojos están cansados de tanto llorar que ya me duelen la garganta y el estómago. Mi vida está llena de tristeza y paso todo el tiempo lamentándome. Mis problemas me están debilitando; mi cuerpo está agotado. Mis enemigos y vecinos me desprecian; mis parientes me tienen miedo.
Me evitan cuando me encuentran por la calle. La gente me ha olvidado por completo; es como si hubiera muerto, o como si fuera un plato roto. Escucho lo que dicen en voz baja, y siento una angustia terrible. Se juntan, hacen muchos comentarios y planean matarme.
Pero yo confío en vos SEÑOR; yo digo: «Eres mi Dios». Mi vida está en tus manos; sálvame de mis enemigos y de los que me persiguen. Por favor, recíbeme y acéptame que soy tu siervo. Ten compasión de mí y sálvame. SEÑOR, te pedí ayuda y sé que me la darás.
Adaptación del Salmo 31