Él nos levanta sanando y purificando nuestra vida

jueves, 30 de junio de
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Al parecer esta piscina de Betesdá tenía poderes curativos, pero para el paralítico era imposible llegar hasta sus aguas. Jesús cura a este hombre directamente y con ello queda claro que ya no son las aguas de la piscina las que sanan, sino, que es Jesús la nueva fuente y agua viva quien sana todas las cosas.

 

Cristo es el agua que sana, purifica da vida. Ya la piscina no es importante ni hay que ir hasta Jerusalén junto a la puerta de la ovejas, porque a Cristo lo encontramos cada vez que le abrimos el corazón.

 

Cristo sigue siendo quien nos levanta de donde nos encontramos postrados. Cuantas veces uno intenta levantarse de los vicios en los que ha caído, levantarse de una relación que lo sume en una profunda depresión o ponerse en pie de sus propios sufrimientos que lo tumban sin fuerza para seguir adelante.

 

Cuanto nos sirve saber que Cristo nos levanta nos dice que tomemos la camilla y sigamos el camino porque el fortalece nuestra vida. Pero que importante también es que seamos los brazos que levantan a los que están caídos y por si mismos no pueden llegar la presencia de Jesús. Esa también es nuestra responsabilidad y por eso no debemos bajar la guardia en la evangelización.

 

«Sagrado Corazón de Jesús, en vos confío porque sé que me amas»

 

 

Padre Fernando,

Cura párroco

 

Oleada Joven