Aquel día, Jesús salió de la casa y se sentó a orillas del mar. Una gran multitud se reunió junto a él, de manera que debió subir a una barca y sentarse en ella, mientras la multitud permanecía en la costa.
Entonces él les habló extensamente por medio de parábolas. Les decía: “El sembrador salió a sembrar. Al esparcir las semillas, algunas cayeron al borde del camino y los pájaros las comieron. Otras cayeron en terreno pedregoso, donde no había mucha tierra, y brotaron en seguida, porque la tierra era poco profunda; pero cuando salió el sol, se quemaron y, por falta de raíz, se secaron.
Otras cayeron entre espinas, y estas, al crecer, las ahogaron. Otras cayeron en tierra buena y dieron fruto: unas cien, otras sesenta, otras treinta. ¡El que tenga oídos, que oiga!”.
Palabra de Dios
P. Cristian Salomón sacerdote de la Arquidiócesis de Rosario
¡Buen día!La Palabra de Dios que hoy nos regala la parábola del Sembrador. Seguro que ya la conocés, te acordás de ella. El señor comienza a explicar a la multitud, el Reino de Dios por medio de parábolas, es decir, a través de imagenes de la vida cotidiana nos deja una enseñanza.
Lo primero que me resuena es cuan generoso es el corazón de Dios, no anda especulando, sino que por el contrario, siempre esparce la semilla de su Palabra por todos lados, confiando y esperando que crezca y de su fruto.
A tres años de la JMJ en Río de Janeiro, les comparto parte de la hermosa homilía del Papa Francisco a los jóvenes, en la Vigilia de oración ¡Qué mejor pensamiento y recuerdo!
“También hoy el Señor sigue necesitando a los jóvenes para su Iglesia. Queridos jóvenes, el Señor los necesita.Todos conocemos la parábola de Jesús que habla de un sembrador que salió a sembrar en un campo; algunas simientes cayeron al borde del camino, entre piedras o en medio de espinas, y no llegaron a desarrollarse; pero otras cayeron en tierra buena y dieron mucho fruto (cf. Mt 13,1-9).
Jesús mismo explicó el significado de la parábola: La simiente es la Palabra de Dios sembrada en nuestro corazón (cf. Mt 13,18-23). Hoy, todos los días, pero hoy de manera especial, Jesús siembra. Cuando aceptamos la Palabra de Dios, entonces somos el Campo de la Fe. Por favor, dejen que Dios y su Palabra, entren en su vida. Dejen entrar la simiente de la Palabra de Dios. Dejen que germine, dejen que crezca. ¡Dios hace todo, pero ustedes déjenlo hacer! Dejen que Él trabaje en ese crecimiento.
Jesús nos dice que las simientes que cayeron al borde del camino, o entre las piedras y en medio de espinas, no dieron fruto. Creo que con honestidad podemos hacernos la pregunta ¿Qué clase de terreno somos, qué clase de terreno queremos ser? Quizás somos a veces como el camino: escuchamos al Señor, pero no cambia nada en la vida, porque nos dejamos atontar por tantos reclamos superficiales que escuchamos. Yo les pregunto, pero no contesten ahora, contesten en su corazón ¿Yo soy un joven, una joven atontado? O somos como el terreno pedregoso: acogemos a Jesús con entusiasmo, pero somos inconstantes ante las dificultades, no tenemos el valor de ir contracorriente.
Cada uno contestamos en nuestro corazón, ¿tengo valor o soy cobarde?; o somos como el terreno espinoso: las cosas, las pasiones negativas sofocan en nosotros las palabras del Señor. ¿Tengo en mi corazón la costumbre de jugar a dos puntas? ¿Quedar bien con Dios y quedar bien con el diablo? ¿Querer recibir la semilla de Jesús y a la vez regar las espinas y los yuyos que nacen en mi corazón?Cada uno en silencio se contesta. Hoy, sin embargo, estoy seguro de que la simiente puede caer en buena tierra.
Escuchamos estos testimonios, ¡cómo la simiente cayó en buena tierra! “No Padre, yo no soy buena tierra, soy una calamidad, lleno de piedras, de espinas y de todo”. Sí, puede que eso haya arriba, pero hacé un pedacito, hacé un cachito de buena tierra, y dejá que caiga ahí ¡y vas a ver cómo germina! Yo sé que ustedes quieren ser buena tierra. Cristianos en serio, no cristianos a medio tiempo, no cristianos almidonados con la nariz así, que parecen cristianos y en el fondo no hacen nada. No cristianos de fachada. Esos cristianos que son pura facha, sino cristianos auténticos.Sé que ustedes no quieren vivir en la ilusión de una libertad “chirle” (aguado, inconsistente) que se deja arrastrar por la moda y las conveniencias del momento.
Sé que ustedes apuntan a lo alto, a decisiones definitivas que den pleno sentido. ¿Es así o me equivoco? Bueno, si es así, hagamos una cosa, todos en silencio,mirémonos al corazón y cada uno dígale a Jesús que quiere recibir la semilla, dígale a Jesús ‘mirá Jesús las piedras que hay, mirá las espinas, mirá los yuyos, pero mirá este cachito de tierra que te ofrezco para que entre la semilla. En silencio dejamos entrar la semilla de Jesús. Acuérdense de este momento.Cada uno sabe el nombre de la semilla que entró. Déjenla crecer y Dios la va a cuidar…”
Que tengas lindo Día, Dios te bendiga.