En aquel momento los discípulos se acercaron a Jesús para preguntarle: “¿Quién es el más grande en el Reino de los Cielos?”.Jesús llamó a un niño, lo puso en medio de ellos
y dijo: “Les aseguro que si ustedes no cambian o no se hacen como niños, no entrarán en el Reino de los Cielos.Por lo tanto, el que se haga pequeño como este niño, será el más grande en el Reino de los Cielos.El que recibe a uno de estos pequeños en mi Nombre, me recibe a mí mismo.
Cuídense de despreciar a cualquiera de estos pequeños, porque les aseguro que sus ángeles en el cielo están constantemente en presencia de mi Padre celestial.”¿Qué les parece? Si un hombre tiene cien ovejas, y una de ellas se pierde, ¿no deja las noventa y nueve restantes en la montaña, para ir a buscar la que se extravió?
Y si llega a encontrarla, les aseguro que se alegrará más por ella que por las noventa y nueve que no se extraviaron.De la misma manera, el Padre que está en el cielo no quiere que se pierda ni uno solo de estos pequeños.”
Palabra de Dios
P. Cristian Salomón sacerdote de la Arquidiócesis de Rosario – Santa Fe
La Palabra no deja de sorprendernos, ojala nunca deje de hacerlo. Hoy nos presenta a los discípulos haciéndole una pregunta a Jesús, que manifiesta que todavía no entendieron casi nada del Reino. ¿Quién es el más importante en el Reino de los cielos? Los discípulos siguen pensando y viviendo su ser disciípulos desde parámetros totalmente distintos al de Jesús.
Él responde, sorprendiéndolos al poner a un niño en medio de ellos y diciéndoles, “Si no se hacen como niños, no entraran en el Reino de los cielos”. Para ser parte del Reino, se necesita cambiar, el Reino de Dios es don, regalo y no mérito, y para recibir este don, se necesita un corazón sencillo, humilde, dependiente y confiado en el Padre, como Jesús que se hizo pobre, periferia, para Salvarnos, para rescatarnos.
“El Padre celestial no quiere que se pierda ninguno de estos pequeños”, de este modo culmina la palabra de este día, nuestro Padre celestial tiene mirada preferencial por los más pequeños, por los que tienen el corazón de niño, por la periferia.
Después de tantos años, todavía nos cuesta al igual que a los discípulos, pensar y hacer como quiere Jesús, muchas veces seguimos pensando con parámetros distintos al de Jesús, porque nos creemos importantes, porque creemos que somos nosotros los que hacemos merito para algo, porque pensamos y miramos nuestra vida cristiana desde el hacer y no desde lo que somos, hijos amados del Padre, porque nos cuesta mucho mirar y caminar nuestra vida de discípulos desde la pequeñez, desde la periferia, desde la oveja perdida.
Celebrando hoy a Santa Clara de Asis, contemplando su vida y despojo, podremos aprender un poco más. Queriendo conseguir la perfección, dejándose enseñar por los Consejos de San Francisco, Clara comenzó a vivir una vida de pobreza ejemplar, que motivó también a otras mujeres a vivir lo mismo.
Frente a las aparentes seguridades, ella le pedía al Santo Padre: “le suplico que no me absuelva ni me libre de la obligación que tengo de ser pobre como lo fue Jesucristo” A quienes le decían que había que pensar en el futuro, les respondía con aquellas palabras de Jesús: “Mi padre celestial que alimenta a las avecillas del campo, nos sabrá alimentar también a nosotros”
Junto a Francisco, Clara supo y quiso hacer lío, en aquel tiempo especifico de la Iglesia, haciéndose pobre, haciéndose niña, dependiente, haciendose periferia, y haciendo tanto bien a la Iglesia…
Hoy me pregunto y también te lo pregunto a vos: En tu realidad, entorno, comunidad ¿Que significa para vos, hoy, cambiar, hacerte niño?
Para terminar y como seguramente ya sabes, en muchos lugares de nuestro país, muchas personas, familias, están siendo danmificadas por el agua, recemos por ellos, pero también ayudemos, que podamos ponernos a disposición.
Que tengas lindo día, Dios te bendiga.
Fuente: Radio María Argentina