La Hna. Diana de Córdoba nos comparte su testimonio desde el Punto Corazón de Costa Rica.
Dios se manifiesta también en cada persona que encontramos y que visitamos durante el día, es muy impresionante sentir la presencia de Dios en cada una de estas personas donde Él se manifiesta y nos pide que amemos, que escuchemos o que simplemente estemos presentes para sostener la cruz con ellos, para hacerles la cruz más liviana. En estas semanas he hecho la experiencia que cuando visitamos a nuestros amigos, es a Él a quien visitamos.
Como nuestro amigo Don Carlos tiene 43 años y que padece de insuficiencia renal y desde hace 4 años está luchando porque está en la fase terminal, gracias a las diálisis que recibe cada día Dios le permite vivir un poquito más.
Cada semana cuando visitamos a esta familia puedo sentir la alegría y la paz que reina y que habita en esta casa, y percibir el amor mutuo en la alegría como en el dolor, es muy hermoso ver que diariamente sobrellevan esta cruz que les toca cargar. Su esposa trabaja duro para poder mantener su pequeña familia para que no les falte nada, para que sus hijos puedan seguir estudiando, ella trabaja mucho, pero al mismo tiempo está muy pendiente de Don Carlos y de sus hijos, es una mujer de fe que lucha y camina; siempre dice que es Dios su fuerza, su fortaleza y el que le da sentido a sus días.
Para Don Carlos sus días no son fáciles, me imagino que a veces es difícil de guardar la esperanza en su corazón, pero la verdad es que es un hombre que mendiga y cree, dice siempre que es la oración lo que le da la fuerza que él necesita. Un día me dijo: “hermana usted sabe que gracias a mi enfermedad he podido volver a Dios, a percibir su presencia en mi vida, después de años sin haber recibido a Jesús Eucaristía, el Señor me ha dado la gracia de poder acercarme a él y poder vivir mi dolor junto con él, cerquita de él, yo no estoy solo en esto”, me dice él con un rostro lleno de dolor, pero a la vez lleno de Fe. Ellos son muy humildes viven de una manera muy simple, y a pesar de todo están todo el tiempo dándole gracias a Dios por lo que tienen, por lo que son, por la vida.
Siempre están felices de vernos llegar a su casa porque dicen que nosotros somos como de la familia, que ellos se sienten amados por nosotras y muy agradecidos por esta amistad, “fruto del amor de Dios que nos da verdaderos Amigos, porque ahora que estoy enfermo –dice Don Carlos– muchos amigos han desaparecido y también familiares, desde que estoy enfermo todos han desaparecido, ustedes son mi familia porque me aman con los ojos de Dios, cuando ustedes me visitan ya no me acuerdo de mis dolores, de mi sufrimiento, de mi enfermedad, es como una caricia de Dios, yo me siento Amado por ustedes y esto es una bendición de Dios”.
Hna. Diana N.