Abandonado en Vos!

lunes, 18 de abril de

 

Yo me abandono en tus manos, Señor! Toma este barro y trabájalo como arcilla entre las manos del alfarero, dale una forma y después, rómpela si quieres, como es despedazada la vida de tantos hermanos.

 Pedime Señor, ordename ¿Qué quieres que haga? ¿Qué quieres que no haga? Ensalzado o humillado, perseguido, incomprendido, calumniado, alegre o triste, o inútil para todo, sólo diré, a ejemplo de tu Madre: “Hágase en mí según tu palabra”.

Dame el amor por excelencia, el amor de la cruz. Pero no de las cruces heroicas que podrían nutrir mi vanidad, sino de las cruces vulgares que, sin embargo, llevo con repugnancia.

De esas que se encuentran cada día en la contradicción, en el olvido, en los juicios falsos, en la frialdad del alma, en los desaires y desprecios de los demás; en el malestar y defectos del cuerpo, en la oscuridad de la mente y en el silencio y aridez del corazón.

Entonces sólo Tú sabrás que te amo, aunque ni yo lo sepa, con eso me basta.

 

 

 

Maria Carolina Chahin