Jesús iba enseñando por las ciudades y pueblos, mientras se dirigía a Jerusalén. Una persona le preguntó: “Señor, ¿es verdad que son pocos los que se salvan?”. El respondió: “Traten de entrar por la puerta estrecha, porque les aseguro que muchos querrán entrar y no lo conseguirán.
En cuanto el dueño de casa se levante y cierre la puerta, ustedes, desde afuera, se pondrán a golpear la puerta, diciendo: ‘Señor, ábrenos’. Y él les responderá: ‘No sé de dónde son ustedes’. Entonces comenzarán a decir: ‘Hemos comido y bebido contigo, y tú enseñaste en nuestras plazas’.
Pero él les dirá: ‘No sé de dónde son ustedes; ¡apártense de mí todos los que hacen el mal!’. Allí habrá llantos y rechinar de dientes, cuando vean a Abraham, a Isaac, a Jacob y a todos los profetas en el Reino de Dios, y ustedes sean arrojados afuera. Y vendrán muchos de Oriente y de Occidente, del Norte y del Sur, a ocupar su lugar en el banquete del Reino de Dios.
Hay algunos que son los últimos y serán los primeros, y hay otros que son los primeros y serán los últimos”.
Palabra de Dios
P. Raúl Gomez sacerdote de la Diócesis de Mendoza, Párroco de la Parroquia Santa Rosa de Lima
Nos encontramos en este domingo 21 de Agosto, en la semana XXI del tiempo ordinario, del tiempo común. El color litúrgico que se utiliza en este tiempo es el color verde. Hoy recordamos y celebramos el día del Catequista, aquellos jóvenes y adultos que se animan constantemente a anunciar el Reino a niños, a familias, a matrimonios, a aquellos que se preparan para ser padres y acompañar en la educación de la fe a sus hijos a través del Bautismo. Y también celebramos el día del niño.
En este marco nos invita el Señor a contemplar su Evangelio en san Lucas, este Evangelio que relata a Jesús misionando, a Jesús llevando la Palabra, anunciando el Reino por las distintas ciudades y pueblos, y sobre todo, invitando a la conversión, ya que ese fue el anuncio clave de Jesús. Y ante esta misión de Jesús vemos cómo se acerca una persona y le hace una pregunta profunda, importante: “¿Es verdad que son pocos los que se salvan?” Y Jesús responde a esta persona: “Traten de entrar por la puerta estrecha”. ¿Qué significa para nosotros entrar en la puerta estrecha? Significa asumir un camino que tiene dificultades, un camino de prueba, un camino de gozo, un camino de cruz, un camino de gloria, y saber que en este camino no estamos solos, que el Señor está a nuestro lado, que Él nos va guiando, nos va conduciendo, que Él nos va mostrando el verdadero rostro del Padre misericordioso en Él. Pero para eso necesitamos una conversión del corazón, necesitamos volver la mirada fuertemente al Señor. Esta mirada que nos consuela, esta mirada que nos perdona, que nos da alegría y esperanza.
Y Jesús sigue en esta imagen de la puerta: “Porque les aseguro que muchos querrán entrar y no lo conseguirán”. Es decir, somos muchos los llamados, pero pocos los que van a entrar por esa puerta estrecha. Quiera Dios que podamos ser cada uno de nosotros, que podamos trabajar para poder entrar por esa puerta que el Señor nos propone como la puerta de la vida que nos lleva al encuentro definitivo con el Señor.
Por esa razón, nosotros peregrinamos en esta tierra para poder alcanzar esta promesa del Señor. Y añade Jesús a este discurso: “En cuanto el dueño de casa se levante y cierre la puerta, ustedes desde afuera se pondrán a golpear a la puerta diciendo: ¡Señor, ábrenos! Y él les responderá: No sé de dónde son ustedes.” Es decir, el Señor nos da la posibilidad de asumir un camino de gozo, un camino desde la clave del amor y sobre todo, desde el testimonio del anuncio del Reino.
Pero también, cuando el Señor ya cierre la puerta, si no hemos hecho lo posible para poder entrar, nos quedaremos afuera. Jesús añade a esto, diciendo: “Y vendrán muchos de Oriente y de Occidente, del norte y del sur a ocupar su lugar en el banquete del Reino de Dios. Hay algunos que son los últimos y serán los primeros, y hay otros que son los primeros y serán los últimos. Es decir, todos estamos llamados a participar del Reino de Dios, pero para eso necesitamos ser coherentes con lo que anunciamos, con lo que vivimos de todo lo que recibimos de parte del Señor. Que tengas una hermosa semana y sobre todo que puedas entrar cada día por el camino estrecho, por la puerta estrecha que conducen a la plenitud de la Salvación.