Las cartas (de Madre Teresa)

sábado, 3 de septiembre de

¿Te imaginas a la Madre Teresa sintiéndose “lejos” de Dios, incluso con depresión o desolación? Aunque cueste, fue así, y es que ella como muchos otros santos vivieron lo que suele nombrarse como “la noche oscura” y es ese periodo de aridez que pasa una persona en su relación con Dios.

Cuando la Hermana Teresa logra el permiso del Vaticano para salir del Convento de Loreto en Calcuta para adentrarse a los barrios pobres de la ciudad con el fin de ayudar, esta comienza a transitar un periodo espiritualmente difícil que solo confesaría con sus guías espirituales mediante cartas.

El padre Celeste Van Exem, consejero espiritual de la Madre Teresa fue quien mostró las cartas que recibió de Teresa durante sus más de cuarenta años de amistad. Cartas donde escribe por ejemplo sobre la falta de apoyo por parte de las hermanas del convento, su depresión, su continuo sentido de abandono, entre otras cosas.

El Padre Jordi Rivero a través de Corazones.org nos deja esta reflexión para mirar de manera especial esta etapa de Madre Teresa y entender porque la revelación de estas cartas en vez de restar por el contrario ayudaron aún más a la causa para su canonización:

“La experiencia de la Madre Teresa es incomprensible para los que fundamentan sus vidas en sus sentimientos y estado de ánimo. Si los sentimientos le faltan al hombre moderno se siente perdido. Por eso hay tantos fracasos en los matrimonios. Dicen “Ya no siento lo mismo por ella”. En cambio, la fe cristiana se fundamenta en Cristo, la verdad suprema que se vive según una alianza de amor con compromisos concretos. A veces los sentidos ayudan, otras veces no. Hay tiempos buenos y malos; salud y enfermedad. El cristiano es como un piloto que se entrena a navegar para no depender de sus sentidos, porque sabe que habrá veces en que tendrá que volar en medio de la tormenta, sin ver nada. La Madre Teresa de Calcuta será en adelante un gran consuelo para tantos que navegan en la oscuridad y desean mantenerse fieles al Señor. Ella fue admirablemente consecuente a la verdad y el amor, aunque en su alma sintiese desolación.”