Evangelio segun San Mateo 26, 14-30

sábado, 16 de abril de
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Entonces uno de los Doce, llamado Judas Iscariote, fue a ver a los sumos sacerdotes y les dijo: "¿Cuánto me darán si se lo entrego?". Y resolvieron darle treinta monedas de plata. Desde ese momento, Judas buscaba una ocasión favorable para entregarlo.
El primer día de los Acimos, los discípulos fueron a preguntar a Jesús: "¿Dónde quieres que te preparemos la comida pascual?". El respondió: "Vayan a la ciudad, a la casa de tal persona, y díganle: 'El Maestro dice: Se acerca mi hora, voy a celebrar la Pascua en tu casa con mis discípulos'". Ellos hicieron como Jesús les había ordenado y prepararon la Pascua.
Al atardecer, estaba a la mesa con los Doce y, mientras comían, Jesús les dijo: "Les aseguro que uno de ustedes me entregará".  Profundamente apenados, ellos empezaron a preguntarle uno por uno: "¿Seré yo, Señor?". El respondió: "El que acaba de servirse de la misma fuente que yo, ese me va a entregar. El Hijo del hombre se va, como está escrito de él, pero ¡ay de aquel por quien el Hijo del hombre será entregado: más le valdría no haber nacido!".
Judas, el que lo iba a entregar, le preguntó: "¿Seré yo, Maestro?". "Tú lo has dicho", le respondió Jesús. Mientras comían, Jesús tomó el pan, pronunció la bendición, lo partió y lo dio a sus discípulos, diciendo: "Tomen y coman, esto es mi Cuerpo". Después tomó una copa, dio gracias y se la entregó, diciendo: "Beban todos de ella, porque esta es mi Sangre, la Sangre de la Alianza, que se derrama por muchos para la remisión de los pecados. Les aseguro que desde ahora no beberé más de este fruto de la vid, hasta el día en que beba con ustedes el vino nuevo en el Reino de mi Padre".

Palabra de Dios


 

P. Gonzalo Bearzzi   Asesor de la Pastoral Juvenil de la Diócesis de San Francisco

 

En el marco del Domingo de Ramos, todos los años el Papa recuerda a los jóvenes y nos regala un mensaje particularmente dirigido y, cuando no, como en este año, será en Madrid, celebra con ellos la Jornada Mundial de la Juventud. No sé si será coincidencia, creo sinceramente que no, el Papa ah elegido este día para recordar. Día señalado en la liturgia por la doble simbología del “Hosanna” y las palmas en la entrada triunfal de Cristo, la alegría, la fiesta y la curiosidad de la gente, que reclama y canta a su mesías. Y la opuesta cara de la moneda, el comienzo de la pasión de Jesús, el condenado, el muerto por nosotros los hombres y por nuestra salvación.          
 
 
Nos recuerda el tiempo de la convulsionada adolescencia, que entrecruza logros, metas, anhelos enormes, deseos de vida, alegrías, futuro, con dolores y fracasos, horizontes truncos, el Papa nos dice este año su mensaje de ser algo más que la cotidianeidad regular de un empleo seguro y sentir el anhelo de lo que es realmente grande, forma parte del ser joven, ¿se trata solo de un sueño vacio que se desvanece cuando uno se hace adulto? No. El hombre en verdad esta creado para lo que es grande, para lo infinito, con otra cosa es insuficiente.   
 
 
San Agustín, tenía razón, “nuestro corazón está inquieto hasta que no descanse en Ti”, el deseo de la vida más grande, es un signo de que el nos ha creado, de que llevamos su huella. Con el lema: “Arraigados y edificados en Cristo, firmes en la fe”, nos llama a estar firmemente plantados en el suelo, por medio de las raíces, que nos dan estabilidad y alimento, nuestra familia, amigos, los que nos quieren de verdad, y estar bien cimentados como los cimientos que dan a la casa una estabilidad perdurable, la fe.   
 
 
Mediante ella estamos arraigados en Cristo Jesús. La victoria que nace de la fe, es la del amor. Cuantos cristianos han sido y son un testimonio vivo de la fuerza de la fe que se expresa en la caridad; han sido artífices de paz, promotores de justicia, animadores de un mundo más humano, un mundo según Dios, se han comprometido en diferentes  ámbitos de la vida social, con competencia y profesionalidad, contribuyendo eficazmente al bien de todos.  
 
La caridad que brota de la fe, esta llevada a dar un testimonio muy concreto, con las palabras y las obras. Cristo no es un bien solo para nosotros mismos, sino que es el bien más precioso que tenemos que compartir con los demás. En la era de la globalización, ser testigos de la esperanza cristiana en el mundo entero, son muchos los que desean recibir esta esperanza. Recibimos junto a este evangelio, en encargo que diera el muy pronto beato Papa Juan Pablo II en roma, en el año 2000, que vio el los jóvenes a los centinelas de la mañana. Recordó también que Jesús es el camino, la verdad y la vida t que no debemos tener miedo a entregarnos a él. “El los guiara”, nos decía, “les dará la fuerza para seguirlo todos los días y en cada situación”. Recordemos esas palabras de Juan pablo II que nos animan a encontrarnos una vez más con nuestro dios y señor. Recordemos, para estar de pie, atentos, en medio de la noche larga de la fe de este tercer milenio, mirando el horizonte para anunciar con gritos de fiesta, las primeras luces del sol de justicia.  Anunciadores brillantes, de rostros marcados por el primer sol de la mañana, aquel que solo vemos en la esperanza de las luces de esos rallos nuevos. 
 
 
Pensaba en este domingo de ramos, yo también quiero ser de los que digan: “Bendito el que viene en el nombre del señor” y levantar las palmas, y ramos victoriosos y el corazón alerta, es más, yo también quiero ser bendito, y venir junto a Cristo en el nombre del Señor.

 

 

 

Oleada Joven