La cruz no es el punto final. La vivímos en la medida que la cruz es el puente de la resurrección. Que podamos vivir hondamente este misterio. Que podamos ponernos frente a Cristo en la cruz, y como invitaba San Ignacio preguntarnos ¿qué he hecho por Cristo? ¿qué hago por Cristo? ¿qué haré por Cristo?. Ponernos frente a Jesús en la cruz y dejar que Él nos hable y nos consuele.
Como decía el poeta ateo Van der Meer, en su libro “Nostalgia de Dios” hablando de su conversión decía “el viernes santo (cristo enla cruz) entre las 12 y las 15 de la tarde encontré todas las respuestas a las grandes preguntas de mi vida”. Aquel ateo símplemente se sentó en Notredame frente a la cruz y se dejó hablar y consolar. La cruz es un libro abierto, decía San Francisco, y agregaba algun autor “¡qué lástima que no vayamos más seguido a leerlol!”. Ahí Jesús nos habla con sus gestos y nos vuelve a decir “Éste es mi hijo muy amado”.
Padre Ángel Rossi