William Kamkwamba sin ninguna formación académica ni en algún oficio, solo con su gran entusiasmo, construyó un molino con el que combatió la sequía que azota a Malawi.
William Kamkwamba, “un adolescente de Malawi que aprendió por su cuenta como construir un molina con chatarra para darle electricidad de su aldea. Después contruyó un segundo molino, más grande, para bombear agua de riego. Lo hizo leyendo libros que sacó de la biblioteca.”
William Kamkwamba siempre soñó con estudiar alguna carrera científica pero siendo niño tuvo que dejar la escuela durante la hambruna que azotó Malawi en 2002.
“Sin embargo William no quiso abandonar sus sueños”, dice la contratapa de su autobiografía (escrita por Bryan Mealer) titulada “El chico que dominó el viento”, publicada en 2009.
Allí también cuenta que “con nada más que un puñado de cereal en su estómago, una pila de libros de ciencia y una gran determinación, él se embarcó en la misión de darte a su familia unos lujos que sólo el 2% de la población de Malawi se puede dar y que los occidentales consideran una necesidad básica: electricidad y agua corriente. Utilizando chatarra, partes de tractores y un dínamo de bicicleta, William contruyó un molino, un pequeño milagro […]. Un segundo molino se usó para bolmbear agua para combatir la sequía y la hambruna que ocurría cada temporada.”
“Cuando estaba haciendo todo esto, cuenta William, algunas personas se burlaban de mí diciéndome que me había vuelto loco , pero tenía confianza en lo que estaba haciendo porque sabía que si esto estaba escrito en un libro entonces era posible. Cuando lo conseguí estaban todos muy impresionados.”
El generador eléctrico alimentó cuatro luces y dos radios en la casa de Kamkwamba, permitiéndoles quedarse despiertos hasta más tarde y ahorrándoles el largo viaje que tenían que hacer cada vez que tenían que comprar parafina para sus lámparas. El segundo molino le dio agua a los cultivos.
La noticia se difundió rápido, al punto de que fue invitado a dar una charla TED en Tanzania en 2007.
Luego recibió una beca con la que fue a la Universidad de Dartmouth, de la que se graduó en 2014.
Ahora sigue trabajando en proyectos y obras de caridad en Dowa, su ciudad natal.
Fuente: Revista Rumbos