DEJA QUE CRISTO SEA QUIEN AME EN TI

jueves, 29 de septiembre de
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“Cuántas veces experimento mi debilidad en mi vida y cuánto me cuesta amarme pobre y amar a los demás en su pobreza, sin juzgarles… ¡me cuesta horrores!.”

 

Esto me decía una amiga, a lo que yo le respondía: ‘No te asustes, a mí me pasa lo mismo, pero Cristo se encarnó para esto, para que experimentemos cómo Él nos ama en nuestra debilidad”

 

“Como el Padre me amó, yo también os he amado a vosotros; permaneced en mi amor. Si guardáis mis mandamientos, permaneceréis en mi amor, como yo he guardado los mandamientos de mi Padre, y permanezco en su amor. Os he dicho esto, para que mi gozo esté en vosotros, y vuestro gozo sea colmado. Este es el mandamiento mío: que os améis los unos a los otros como yo os he amado. Nadie tiene mayor amor que el que da su vida por sus amigos.”(Jn 15,9-13)

 

 

En mi camino de vida espiritual, una de mis guías ha sido y es Santa Teresita. A ella, le costaba mucho la convivencia y amar a sus hermanas de comunidad, pero un día después de caer muchas veces en no poder amar, después de levantarse otras tantas y, a pesar de ello, seguir amando, entendió que lo que le agradaba a Dios era cuando ella amaba su pobreza, tuvo la gracia de comprender lo que era el amor perfecto. Se da cuenta de que el amor por sus hermanas es muy imperfecto, comparado con el de Cristo por sus apóstoles, siendo ellos tan diferentes a Él, y, sin embargo, Cristo les ama hasta dar su vida por ellos.

 

 

Entonces, Teresita llega a la siguiente conclusión: ‘El amor perfecto consiste en soportar los defectos de los demás, en no extrañarse de sus debilidades, en edificarse de los más pequeños actos de virtud que les vemos practicar, pero, sobre todo, comprendí que el amor no debe quedarse encerrado en el fondo del corazón’, sino que es para darlo a todos, sin excluir a nadie.

 

Inmediatamente, ella reconoce que es imposible vivir este amor siendo tan débil e imperfecta como es, pero sabe también que Cristo no puede pedir imposibles, ya que su mandamiento nuevo es “amaos los unos a los otros como yo os he amado” (Jn 13, 34). Pero ¿quién puede amar así, como Cristo nos ha amado? Sólo Él puede amar así, por eso Sta. Teresita acaba diciendo: “Tú sabes bien que nunca podré amar a mis hermanas como Tú las amas, si Tú mismo no las amaras en mí… Me das la certeza de que tu voluntad es amar, Tú en mí, a todos los que me mandas amar. Cuando amo es únicamente Jesús quien actúa en mí. Cuanto más unida estoy a Él, más amo a todas mis hermanas.”

 

 Te invito a que cada día pidas a Cristo que sea Él quien ame en ti a todos los que Él ponga en tu día a día, sin esfuerzos ni agobios, que sea Él quien te dé su amor para que tú puedas amar.

 

 

Sor Aroa. O.P.

 

 

 

 

FUENTE: http://www.dominicaslerma.es/

 

Noelia Viltri