A pesar de que Dios Amor se nos revela a cada instante -Teofanía-, no deja de ser para nosotros principalmente un misterio. El misterio por ser tal, no puede ser comprendido en su totalidad, pero si contemplado.
A mi Conocido/Desconocido:
“¿Quién eres Señor?, eres para mí un desconocido, realmente conocido. Angustia sofocante, amor armonizarte, ilusión y realidad, vacío y libertad.
¿Quién eres? Dímelo sin palabras, o como quieras, dímelo al corazón o a la mente, con armonía o en silencio, experiencia de vida y de muerte, humanidad y divinidad. ¿Eres acaso una experiencia de amor efímera? No lo creo. Eres acaso un valor humano, una zanahoria a la cual perseguimos a lo largo de nuestra vida, para transitar por ella con algún cepo que nos permita pensar que todo este inabarcable e insondable camino que es la vida tiene algún sentido?
¿Quién eres mi conocido desconocido? ¿Eres moral? ¿Eres un estilo de vida? ¿Eres los restos de la recopilación de experiencias de intento de comunicarse con lo trascendente mediante la oración? ¿Quién eres mi conocido desconocido?
Aun no lo sé. Pero me conformo llamándote MISTERIO, y creo que nunca lo sabré. Solo sé QUÉ eres: eres una extraña fuerza en el dolor, eres paz en el corazón, a veces una melodía que resuena en mi interior, a veces eres significante, otras significado; a veces eres noche, otras claridad que aparece cuando menos lo he esperado. Eres noches de soledad, tardes de alegría, mates reflexivos y silencios cargados de sentido; a veces eres duda existencial –racional o interior-, otras, certeza orientadora. ¿Quién eres mi conocido desconocido? Aun no lo sé. Pero sé qué eres para mí: una lógica binaria: inexplicable relación entre lo opuesto: presencia-ausencia; sentido-agonía; sentimiento-fe. Eres lo que tensiona mi interior entre un yo ideal y uno real, eres tan estructurado porque siempre me desestructuras.
Eres convivencia profunda del más profundo dolor, y el más profundo amor, en lo jamás podré codificarte, jamás podré descifrarte, jamás podré encasillarte en una certeza racional; jamás podré decir que no existes, pero tampoco ponerle palabras ni conceptos a dicha existencia. Serás siempre eso inexplicable, que orienta mi vida, que no sé qué es, pero que sabe que tiene mi inexplicable cotidianeidad a su disposición. Serás siempre, pregunta y respuesta.
¿Quién eres mi conocido desconocido? Eres MISTERIO, EL MISTERIO. Eres fe, eres esperanza, eres amor en mi vida; en mi caso locura de amor inexplicable, pero potencialmente vivificadora en mi interior. QUE MÁS DA CONOCERTE O SABER QUIÉN ERES, ABARCAR TU EXISTENCIA O COMPRENDER TU LÓGICA? Tan sólo DEJAME CONTEMPLARTE, de esa manera que tanto te gusta que te contemple; en la intimidad del silencio, donde no hay: ni pecado ni gracia, ni lógica ni razón, ni sentimiento ni consolación, ni nada que pueda expresarse en alguna palabra humana. Hay misterio. Sólo sé que por ese misterio vivo, y por ese misterio muero. Mi Señor, sólo por hoy te pido: morir y gozar.