Adrián, de cartonero a fabricante de muebles rústicos

lunes, 17 de octubre de
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A Adrián Burone le habían robado sus herramientas con las que realizaba muebles rústicos con pallets que juntaba durante sus caminatas en donde recogía cartones. Esos pallets generalmente son tomados como basura por las empresas que los utilizan como tarimas o soportes. Para Adrián fueron y son la oportunidad para salir de la pobreza y mantener a sus tres hijos.

 

Gracias a la solidaridad de la gente que leyó su historia en el diario cordobés “La Voz del interior” Burone comparte la alegría y el asombro frente a la solidaridad de la gentre que se acercó para darle una mano. “Estamos tan agradecidos…”, dijo.

 

Hace más de un mes que Adrían perdió perdió unos siete mil pesos en maquinaria robada. Pero recuperó mucho más. “Hubo gente que nos traía sus propias herramientas o dinero. Cartas y mensajes de aliento. Nos decían que no bajáramos los brazos”, dice Mauricio (19), el hijo de Adrián, y su compañero de trabajo.

 

Beatriz también confiesa que la solidaridad la emocionó hasta las lágrimas. “Vino un señor viejito, Pepe, que le regaló todas las herramientas que él usaba cuando era joven. Lloré ese día. Estas cosas no tienen precio”, comentó.

 

La vida de Adrián nunca fue demasiado fácil. Trabaja desde los 7 años y después de que se quedó sin empleo a consecuencia de un accidente laboral, comenzó a recoger cartones, botellas y los ­ pallets , con los que se ingenió para construir muebles rústicos con diseños que encontró en internet.

Lo que Adrián desea es que sus hijos Mauricio, Tomás (17) y Julián (12) sigan estudiando y tengan una buena vida.

 

 

Adrián cree y dice que el robo fue “una desgracia con suerte”. Desde las 7 de la mañana del día después que se conociera su historia, la gente comenzó a llamar y a ofrecer de todo. Así, le donaron una cepilladora, una amoladora, un destornillador eléctrico, herramientas de mano, una circular manual, dinero en efectivo, ayuda del Ministerio de Desarrollo Social, pintura, cartas, apoyo moral y hasta una bicicleta. “Quiero agradecer a los que me ayudaron con palabras, que me decían que siga adelante”, remarca Adrián.

 

Mauricio cuenta que nunca imaginaron la repercusión que tendría la noticia en el diario. Y relata que no le daba el tiempo para atender llamados. Tan grande fue la ola que sintió que la gente estaba con ellos, que se había puesto en sus zapatos. Fueron tantos, que le resulta difícil nombrarlos. Pero enumera algunos. Como un grupo de empleados que arreglan semáforos, que hicieron una “vaquita” solidaria. O un hombre muy humilde que le regaló un martillo. También se acercaron jubilados. Y un profesor del Ipem 247 Cassaffousth, adonde asisten los chicos Burone, donó un taladro y una máquina para cortar maderas e incentivó a sus amigos a que hicieran lo mismo.

 

Además, una mujer le acercó una carta, que Adrián guarda en su billetera, donde recuerda a su padre y les habla de Dios.

 

Otra persona le regaló 130 botellas de vidrio para fabricar vasos. “Un hombre, de nombre Diego, que vive a 35 kilómetros, nos compró muebles y compartió la información y muchos nos compraron”, relata Mauricio. Una joven, también, los asesoró sobre cómo difundir la información en las redes sociales y hasta pagó la promoción de la página en Facebook (Muebles Burone) que en poco tiempo tuvo 10 mil visitas.

 

La famila Burone busca un lugar céntrico donde trabajar y exhibir sus muebles, “Muchos no quieren retirarlos acá porque le tienen miedo al barrio o porque es lejos”, cuenta Adrián. Reciben encargos por Facebook. “Cuando llamó tanta gente, se comunicó una persona que nos ofrecía lugar en una playa de estacionamiento en la avenida Colón, pero no pudimos agendar el número y no volvió a contactarse”, cuenta Burone. Ahora esperan encontrarlo.

 

 

 

Fuente: La voz del Interior

 

Oleada Joven