Al ver a la multitud, Jesús subió a la montaña, se sentó, y sus discípulos se acercaron a él.
Entonces tomó la palabra y comenzó a enseñarles, diciendo:
“Felices los que tienen alma de pobres, porque a ellos les pertenece el Reino de los Cielos.
Felices los pacientes, porque recibirán la tierra en herencia.
Felices los afligidos, porque serán consolados.
Felices los que tienen hambre y sed de justicia, porque serán saciados.
Felices los misericordiosos, porque obtendrán misericordia.
Felices los que tienen el corazón puro, porque verán a Dios.
Felices los que trabajan por la paz, porque serán llamados hijos de Dios.
Felices los que son perseguidos por practicar la justicia, porque a ellos les pertenece el Reino de los Cielos.
Felices ustedes, cuando sean insultados y perseguidos, y cuando se los calumnie en toda forma a causa de mí.
Alégrense y regocíjense entonces, porque ustedes tendrán una gran recompensa en el cielo; de la misma manera persiguieron a los
profetas que los precedieron.”
Palabra de Dios
P. Cristian Salomón Sacerdote de la Arquidiócesis de Rosario
Celebrando hoy la fiesta de todos los Santos y la jornada de oracion por la Santificación del pueblo argentino, celebramos y damos gracias, por tantos hombres y mujeres que siguiendo a Jesús, en lo pequeño y grande de cada día, vivieron de manera creible, es decir con la palabra y la vida, la alegría del evangelio. Cómo no dar gracias, muchas gracias a Dios de modo especial en este año, por el regalo tan grande, para nuestra Iglesia, que camina en Argentina, por la canonización del Santo cura brochero y la beatificación de Madre Antula.
Llamados a dar gracias, porque estos hombres y mujeres nos enseñan y muestran cada día, que ser santos, que seguir a Jesús, es no sólo posible, sino que además no da Vida Plena, abundante, y hace mucho bien a los demás.
La Palabra en este día, nos regala el texto de las bienaventuranzas, las palabras que jesús nos deja en el sermón del monte, y que reflejan el corazón de aquel que sigue a Jesús, seguir a Jesús, seguir sus huellas, vivir su vida, es un camino de felicidad, incluso en medio de la persecusión, de las dificultades, porque Él, nunca nos deja sólos, porque Él siempre está con nosotros, dandonos vida, haciendonos santos, felices, alegres.
Martin descalzo, sacerdote Español, en su obra, vida y misterio de jesús de Nazaret, nos dice que las bienaventuranzas, son las ocho locuras de Cristo y su mismo autorretato…. él nos dice:
“Pero no entenderíamos las bienaventuranzas si no advirtiéramos que son, ante todo, un autorretrato de Cristo. Jesús ha sido, en rigor, el único ser humano que ha cumplido y vivido hasta el fondo las ocho bienaventuranzas.
El fue el pobre. El pobre material y el pobre de espíritu. Nació pobre, fue reconocido y seguido por los pobres, vivió como un trabajador, murió desnudo y en sepulcro prestado. Su pobreza santificó para siempre toda pobreza.
El fue el manso…. Los enfermos le buscaban, los pecadores se sentían perdonados sólo con verle. Consolaba a los que sufrían, perdonaba a los que le crucificaban. Sólo el demonio y los hipócritas le temían. Era la misma mansedumbre, es decir: una fortaleza que se expresa dulcemente.
El conoció las lágrimas. Pero no las malgastó en llantos inútiles. Lloró por Jerusalén, Lloró después lágrimas de sangre en Getsemaní por los pecados de todos los hombres. Entendió mejor que nadie que alguien tenía que morir para que el Amor fuera amado.
Nadie como él tuvo hambre de la gloria de su Padre. Se olvidaba incluso de su hambre material cuando experimentaba el hambre de esa otra comida que era la voluntad de su Padre. En la cruz gritaría de sed. Y no de agua o vinagre.
Fue el misericordioso. Toda su vida fue un despliegue de misericordia. El es el padre del hijo pródigo y el pastor angustiado por la oveja perdida. Todos sus milagros brotan de la misericordia.
Su corazón era tan limpio que ni sus propios enemigos encontraban mancha en él. El era la pureza y la verdad encarnadas. Era el Camino, la Verdad y la Vida. Por eso era verdaderamente Hijo de Dios.
Era la paz. Vino a traer la paz a los hombres, a reparar la grieta que había entre la humanidad y Dios. Los ángeles gritaron «paz» cuando él nacía, y fue efectivamente paz para todos. Al despedirse dijo: «La paz os dejo, mi paz os doy» (Jn 17, 27).
Y murió en la cruz. Fue perseguido por causa de la justicia y por la justicia inmolado. Era demasiado sincero, demasiado honesto para que sus contemporáneos pudieran soportarle. Y murió.
Y, porque fue pobre, manso, limpio y misericordioso, y porque lloró y tuvo hambre de justicia, porque sembró la paz y fue perseguido, por todo ello, en él se inauguró el reino de Dios. Por eso, detrás de la cruz y la sangre, conoció…. la verdadera alegría.”1
Que tengas lindo día, Dios te bendiga
1Martin descalzo, Vida y misterio de Jesús de Nazaret: Bienaventuranzas, las ocho locuras de Cristo
1 Martin descalzo, Vida y misterio de Jesús de Nazaret: Bienaventuranzas, las ocho locuras de Cristo