“Bienaventurados los que soportan con fe los males que otros les infligen y perdonan de corazón.
Bienaventurados los que miran a los ojos a los descartados y marginados mostrándoles cercanía.
Bienaventurados los que reconocen a Dios en cada persona y luchan para que otros también lo descubran.
Bienaventurados los que protegen y cuidan la casa común.
Bienaventurados los que renuncian al propio bienestar por el bien de otros.
Bienaventurados los que rezan y trabajan por la plena comunión de los cristianos…”
Francisco en Suecia