Sedientos estamos y ante tanta sed el Señor se detiene y nos dice “¿Dame de beber?”
Y ¿de qué tenemos sed?
De amor.
De sentido.
De pasión.
De paz.
De compañía.
De justicia.
De dignidad.
De sanidad.
De tanto…
Estamos sedientos, heridos, maltratados.
Hoy Jesús viene a darnos de beber.
Quiere saciarnos para saciar a otros.
Hacernos dadores de vida.
¿Cómo? Con una petición. Nos vuelve a decir “Dame de beber”.
Dame de beber tu propia sed que yo saciaré y así saldrás a saciar a otros.
“El agua que yo quiero darle se convertirá en su interior en un manatial que conduce a a vida enterna” Jn 4, 14